No improvises. La elección del cuidador o cuidadora de tus hijos es un tema muy serio.
Ni para una sola noche sirve improvisar el tema del canguro (niñera). Hay quienes creen que es simplemente una niñera que está ahí cuidando de que a nuestro hijo no le pase nada y que lo imprescindible es que sea barata y que viva muy cerca (para acompañarla después a su casa sin muchas dificultades) .
La elección del cuidador o cuidadora de tus hijos es un tema muy serio desde el primer minuto. Ha de ser una persona conocida, cercana a la familia o las amistades y que haya actuado como canguro en otras casas.
Un hijo es demasiado importante para confiárselo a alguien de quien prácticamente no sabemos nada. Que sea una persona conocida, mayor de edad (es lo mejor a efectos legales), y a la vez que la conozcamos antes de dejarle a nuestro hijo, antes de salir. No es positivo que llegue a la hora en punto y que con las prisas para llegar a la cena con los amigos (es un ejemplo) no le damos casi ninguna indicación. Debe llegar como mínimo ¼ de hora antes.
Entre las indicaciones podemos distinguir entre lo que no puede hacer y lo que debe hacer. Parece que si es conocida todas estas cosas están ya previstas. Pues no. Hay que señalarle que :
- no se puede traer a nadie a casa
- no debe engancharse al móvil pues esperamos que esté atenta a las tareas, la cena o cómo poner a dormir a nuestro hijo.
- Si no puede engancharse al móvil, la televisión no debe ser el criterio para entretener al hijo.
- Y si no puede engancharse del móvil tampoco puede dedicarse a leer o estudiar desatendiendo a nuestro retoño.
- Si ya duerme la cosa comienza a cambiar. En cualquier caso debe realizar una actividad que no le impida oír la voz o el llanto del niño. Lo dicho: leer o estudiar es lo ideal.
- Le debemos dejar una comida básica y rogarle que no se salga de ese patrón: que no se traiga comida y que no coma algo que no está previsto en nuestro plan.
- No está previsto el alcohol y el tabaco.
Un criterio para descubrir lo que no ha de hacer es pensar lo que nosotros como madre o padre no haríamos nunca y pedirle a ella que actúe en consecuencia.
“Trata a mi hijo como crees que yo lo trataría”
Para las pautas de lo que debe realizar hay un criterio cardinal: “Trata a mi hijo como crees que yo lo trataría”. Este es un criterio base que exige especificaciones concretas. Entre estas especificaciones concretas están las más materiales y las más comportamentales.
Debemos pedirle más:
- que juegue con nuestro hijo,
- que le lea. Veremos más adelante.
Las materiales son cómo hay que proceder en la higiene, qué ha de cenar, y cómo se le pone a dormir. Aquí cada casa es un mundo pero la canguro debe tomar nota de las especificaciones materiales. Baño, tipo de comida, hora de ir adormir. La canguro no ha de improvisar. En el plano de las especificaciones más comportamentales está el tono humano con el que debe proceder para cuidar a nuestro hijo.
Recordemos: “Trata a mi hijo como crees que yo lo trataría”.
Y hay que bajar un poco al detalle:
- al hijo hay que hablarle en el idioma que le interesa a la madres,
- hay que mirarle a los ojos
- hay que ser cordial, amable y a la vez la canguro no se puede dejar comer el terreno.
- Hay unas normas y rutinas familiares que deben prevalecer.
- Aquí entra lo que no se le debe conceder al niño: exceso de pantallas, comidas diferentes, trasnochar.
- La mejor disciplina es la que dispensa amable y suavemente aunque también con una razonable firmeza exenta siempre de gritos y, ni que decirse tiene, violencia.
Es bueno plantear iniciativas en función de nuestro hijo: este juego le gusta, este libro le interesa, es un niño al que le gusta hablar. Todo eso lo debe saber la canguro.
Presentaciones
La toma de contacto con el niño debe incluirse en ese cuatro de hora que a veces es poco tiempo. El ideal sería media hora.
En este asunto es muy interesante que tenga lugar un capítulo de presentaciones.
“Mira Iñaki, esta es Laura, será tu canguro, estudia farmacia, y ha estado muchas veces en casa de los Martínez, y tú conoces a Luisito Martínez del cole.”
Y a su vez presentarle a tu hijo Iñaki para que lo conozca Laura: “Laura, mi hijo Iñaki tiene 7 años y va al cole Las Encinas. Estudia 2º de Primaria y le gustan mucho las piezas de LEGO, etc. […] Te has de portar muy bien pues a Laura le gusta que seas obediente y de ese modo os llevaréis la mar de bien”.
Y no es una tontería darle solemnidad al encuentro. Y la madre debe tratar a Laura de la misma forma que Iñaki debe tratarla: con mucho respeto. Y si en vez de tutear a Laura se la ustea, pues casi que mejor. El padre debe apoyar todo este ritual con su aquiescencia.
A veces es bueno dejar las indicaciones en papel con los detalles precisos. Luego llega el capítulo de los móviles (hay que dejarlo muy claro y ver como la canguro incorpora el móvil de los padres a su propio móvil) y también proporcionarle el móvil de alguna familia vecina por si pasara algo, que no suele pasar nunca nada, pero hay que estar preparado. Los padres deben ser puntuales a la hora del volver.
Y tras el regreso pedirle a la canguro que reporte cómo ha ido todo. Y al día siguiente pedirle a nuestro hijo que nos explique qué tal fue todo. Eso significa que podemos empezar a contar con una niñera fija y de confianza si las cosas han ido bien.