El Pontífice ha encontrado a un grupo de animadores parroquiales y pastorales “Nunca se cansen de seguir los caminos que el Espíritu del Señor resucitado pone ante ustedes. […]Cuando uno es un discípulo misionero, ¡entonces el entusiasmo nunca puede fallar!”, dijo el papa Francisco este lunes, 18 de noviembre de 2019, en la Audiencia a los adherentes al Servicio para las Células Parroquiales de Evangelización presentes en varios lugares en el mundo, y que nació en 1987.
“No lo olvides: cada vez que conoces a alguien, se juega una historia real que puede cambiar la vida de una persona. Y esto no es hacer proselitismo, es dar testimonio. Siempre ha sucedido de esta manera. Cuando Jesús, al pasar por la orilla del lago, vio a Pedro, Andrés…que estaban trabajando, fijó sus ojos en ellos y transformó sus vidas (ver Lc 5, 1-11)”.
Entonces, eso mismo, se repite “también en nuestros días, cuando el encuentro es el fruto del amor cristiano, cambia la vida porque llega al corazón de las personas y las toca en profundidad. Que su proclamación se convierta en un testimonio de misericordia, con el que está claro que cada atención que se le da a uno de los más jóvenes se hace hacia el mismo Jesús que se identifica con ellos (ver Mt 25, 40)”.
Francisco les acompañó con su bendición. El Sistema de Células Parroquiales de Evangelización nació en el año 1987 por iniciativa de Don Piergiorgio (PiGi) Perini, párroco de San Eustorgio en Milán, quien introdujo en Italia el método pastoral que había conocido el año antes donde el Rvdo. Mons. Michael J. Eivers en la parroquia de S. Boniface, en Pembroke Pines, Miami.
La experiencia se difundió rápidamente como un reguero de pólvora, primero en toda la parroquia de San Eustorgio y después, progresivamente, en muchas parroquias de Italia y en otros países.