Los ladrones pensaron que podrían salirse con la suya con san Hilarión, pero no estaban preparados para lo que dijo a continuaciónSan Hilarión fue uno de los primeros cristianos en dedicarse por completo a una vida de oración y ayuno. Vivió con san Antonio del Desierto durante el siglo IV, y después de la muerte de Antonio pasó el resto de su vida con pocas posesiones además de la capa irregular que llevaba.
Al principio, san Hilarión construyó para sí mismo una pequeña cabaña donde rezaba noche y día, observando algunas de las penitencias más severas imaginables.
Una banda de ladrones vagaba por el desierto con la esperanza de encontrarlo, pensando que estaba ocultando algo de valor.
San Jerónimo escribe en su Vida de san Hilarión sobre este episodio y cómo los ladrones quedaron inmediatamente atónitos por lo que descubrieron.
“Mientras todavía vivía en la cabaña, a la edad de 18 años, los ladrones acudieron a él por la noche, ya sea suponiendo que él tenía algo que podrían llevarse, o considerando que serían despreciados si un niño solitario no temía por su ataques. Buscaron arriba y abajo entre el mar y el pantano desde la tarde hasta el amanecer sin poder encontrar su lugar de descanso. Luego, después de descubrir al chico a la luz del día, le preguntaron, medio en broma, ¿qué harías si los ladrones se te acercaran? Él respondió: El que no tiene nada no teme a los ladrones. Dijeron que, en todo caso, puede que te maten. Podrían, dijo él, podrían; y por eso no temo a los ladrones porque estoy preparado para morir. Luego se maravillaron de su firmeza y fe, confesaron cómo habían deambulado por la noche, y cómo sus ojos se habían cegado, y prometieron llevar una vida más estricta en el futuro”.
Esta respuesta fue completamente inesperada y los sacó de sus pecados.
A menudo, los ladrones prosperan creando miedo en los demás y alimentan su orgullo. San Hilarión les bajó los humos y les reveló que algo más que las posesiones en esta vidas. Señaló una forma alternativa de mirar el mundo, con una confianza inquebrantable en Dios y en la promesa del Cielo.
Este episodio puede ayudarnos a examinar nuestras vidas, imaginando una situación parecida. ¿Tenemos miedo de perder nuestras posesiones? ¿Nos asusta la muerte? ¿Cuánto confiamos en Dios?
Que san Hilarión interceda por nosotros y nos ayude a valorar lo que realmente importa en este mundo.
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