La Iglesia sigue siendo perseguida por Daniel Ortega
A un año y medio de la crisis política, social, económica y de derechos humanos en Nicaragua, la Iglesia católica sigue siendo perseguida, hostigada, arrinconada por el régimen que encabeza Daniel Ortega junto con su esposa, Rosario Murillo.
Uno de los puntos neurálgicos de la represión ha sido la ciudad mártir de Masaya. Más concretamente, el padre Edwin Román, párroco de San Miguel Arcángel en esta población, cuyo templo se encontraba ayer prácticamente sitiado por la llamada Policía Orteguista (PO).
No hay libertad de culto en Nicaragua
Ayer viernes la parroquia San Miguel Arcángel seguía rodeada de elementos antimotines. Periodistas de Despacho 505 y del periódico La Prensa denuncian agresiones por parte de la Policía y fanáticos orteguistas.
El padre Román –quien tiene diabetes—no ha podido obtener la insulina que necesita, mientras que las periodistas Claudia Rivas y Lidia López, fueron amenazadas este viernes por oficiales de la PO. De hecho, un fanático orteguista agredió físicamente a López y le destruyó su teléfono.
“¡Que el mundo vea y sepa que no hay libertad de culto en Nicaragua!”, pide el padre Román, quien ha denunciado en múltiples ocasiones la represión que viven los sacerdotes católicos en este país centroamericano. Cerca de treinta agentes de la PO rodean el templo y no dejan entrar ni salir a nadie, como si fuera una prisión.
Respeten a los fieles y al padre Román
Sobre este mismo tema, el cardenal y arzobispo de Managua, Leopoldo José Brenes, condenó el asedio y la intimidación de la PO a la parroquia San Miguel Arcángel, de Masaya.
Desde el pasado jueves el templo permanece rodeado de antimotines, los servicios de energía eléctrica y agua potable fueron suspendidos y el padre Edwin Román se mantiene encerrado junto de madres de presos políticos del régimen de Daniel Ortega.
Brenes hizo un llamado a “respetar la libre movilización, garantizada por la Constitución Política, y el ejercicio de la libertad religiosa, que es fundamento y garantía de las demás libertades de personas y pueblos”, en un comunicado emitido ayer viernes.
El “delito” de estar en contra del régimen
El asedio comenzó tras el anuncio de una Eucaristía pedida para dar consuelo a las madres y familiares de prisioneros políticos del régimen de Ortega, cuyo único “delito” fue el haber protestado en su contra.
La PO no dejó entrar a los familiares de los presos políticos al templo y la Misa se celebró sin muchos de ellos. Los que pudieron ingresar han decidido quedarse junto con el padre Román y han anunciado la posibilidad de iniciar una huelga de hambre si sigue el asedio.
El padre Román dijo recientemente en un programa de televisión: “Las agresiones que la Iglesia está experimentando hoy superan las agresiones de aquellos que fueron víctimas en los años 80 durante la guerra civil. en nuestro país”.
Un pueblo desarmado
En aquella ocasión, abundó el párroco de San Miguel Arcángel, existía la dictadura de Anastasio Somoza, y había un pueblo levantado en armas; “pero esta es una dictadura contra un pueblo desarmado”.
A través de Twitter, el padre Román mostró los mensajes con las amenazas de muerte que recibió en los últimos días, incluido uno que recordaba el asesinato del arzobispo Romero: “Debe sucederte lo que le sucedió a Mons. Oscar Arnulfo Romero en El Salvador, una bala te está esperando …”.
Por su parte, el vicario general de la arquidiócesis de Managua, Carlos Avilés dijo a Canal 12: “Nuestra postura es la de pedir la libertad religiosa y la libertad de movilización, nos parece abusiva la actitud de la Policía de impedir celebraciones. La gente, independientemente de que sean familiares de presos políticos, está ahí orando”.