‘Héroes humildes’ reúne tres cortos de animación para todos los públicos
Héroes humildes contiene tres cortometrajes de animación y la estrenaron el mes pasado en Netflix. Dura unos 50 minutos en total y está enfocada a los niños, principalmente por su sentido educativo. Las tres historias nos presentan a héroes metidos bien en el mundo real, bien en un mundo fantástico: héroes por accidente o a la fuerza que se las arreglan para desenvolverse en terrenos peligrosos. Sus directores provienen del Estudio Ghibli y ahora trabajan para el Estudio Ponoc.
Kanini & Kanino, el primero de ellos, nos muestra a unos seres de apariencia humana que, sin embargo, son diminutos como Los Borrowers (aquella película protagonizada por John Goodman en los 90) y viven en el agua, en el lecho de los ríos. Los dos hermanos del título, unos niños, deben aprender a procurarse alimento y a sobrevivir en medio de las amenazas naturales: peces que para ellos son monstruos gigantes, remolinos de agua, etcétera. Apenas pronuncian palabra, lo que recuerda un poco al filme La tortuga roja. Cuando desaparezca su padre, el hombre que les instruye en la supervivencia, se verán forzados a buscarlo pese a los peligros que les acechan.
La vida nunca pierde, el segundo, es el que aquí más nos interesa, no tanto por los dibujos que lo constituyen sino por la historia, muy actual, muy de nuestro tiempo y ocupada en retratar (algo infrecuente en el cine o en la televisión) el incordio cotidiano de quienes padecen alergias o intolerancias a ciertos alimentos. Cuenta la historia de un niño al que, siendo bebé, le diagnostican alergia al huevo. Comer huevo hará que le salgan sarpullidos y pueda asfixiarse. Por eso, tanto el muchacho como sus padres aprenden a convivir con esa amenaza: porque el huevo está incluido en cientos de alimentos procesados.
Los trastornos relacionados con la ingesta de algunos comestibles siguen aumentando y ya son numerosos los niños que los padecen. El cortometraje me ha interesado mucho porque conozco el tema de primera mano: uno de mis hijos es intolerante al gluten de cinco cereales y dos de mis sobrinos segundos sufren alergias al huevo y a los frutos secos. Conozco los peligros que para ellos suponen consumir esos productos, conozco el cuidado diario que las familias y en especial los hijos deben mantener, conozco la minuciosidad con la que hay que leer y revisar las etiquetas de los envases del supermercado y las cartas de menú de los bares y de los restaurantes.
La vida nunca pierde refleja muy bien esto en apenas unos minutos de metraje. Hay una escena que he vivido cientos de veces y en la que la madre y el hijo entran en un restaurante, abren la carta y ella, al comprobar los alérgenos presentes en todos los platos, anuncia: No creo que podamos comer nada aquí. El niño, aunque supervisado por la madre, sabe que deberá tomar las precauciones correspondientes cuando no esté controlado por los adultos. Es lo que nosotros les hemos enseñado a nuestros hijos: a que inspeccionen todo cuanto coman y a que rechacen lo que haga daño a sus organismos.
Invisible es una vuelta de tuerca al tema del relato de H. G. Wells. Se trata de un oficinista gris e incorpóreo. Aunque va vestido, nadie repara en él, como metáfora de cómo la sociedad arrincona o ignora a algunos individuos que no le interesan o de quienes se mofa (Todd Phillips ha tratado esto, con éxito y con acierto, en su aplaudido Joker).
Este hombre se desenvuelve por la ciudad con un extintor colgado del hombro, como si fuera un bolso: pronto comprobaremos que es el lastre que necesita para no salir volando por los aires cuando sopla el viento, ya que su invisibilidad incluye ligereza y falta de kilogramos. Tanto en la oficina como en las tiendas nadie le ve, nadie le escucha.
Pero esa indiferencia del mundo no significa que él niegue la ayuda a los demás: y, al final, mediante una hazaña audaz logrará su conversión en héroe improvisado y en alguien que puede ser visto por los ojos más inocentes. De los tres, Invisible es el más perfecto en cuanto a animación, y reflexiona en pocos minutos sobre el peso de la soledad urbana y la insensibilidad de algunos ciudadanos. Pero los tres, sin ser fábulas ni apabullarnos con moralejas, enseñan valores humanos a los niños.
FICHA:
Título original: Ponoc Tanpen Gekijō: Chiisana Eiyū: Kani to Tamago to Tōmei Ningen
País: Japón
Director: Hiromasa Yonebayashi, Yoshiyuki Momose, Akihiko Yamashita
Guión: Hiromasa Yonebayashi, Yoshiyuki Momose, Akihiko Yamashita
Música: Yasutaka Nakata, Takatsugu Muramatsu, Masanori Shimada
Género: Animación / Cine familiar / Aventura
Duración: 53 min.
Reparto: ___