Se dice de ella que el film podría desatar una ola de violencia en Estados Unidos. ¿Qué hay de cierto en ello?
Antes de que Joker la hubiera visto nadie, la película ya había sido un éxito. Primera regla de oro, conseguida. Que se hable de la película. La segunda es que lo que se diga de ella sea polémico, por lo que la curiosidad se disparará. No bastaba con que un film de superhéroes (o supervillanos en este caso) hubiera ganado el León de Oro en el pasado Festival de cine de Venecia. Eso no era suficiente. Ahora se dice de ella que el film podría desatar una ola de violencia en Estados Unidos. Suena ridículo, lo sé, pero es lo que se llegó a decir de ella.
Toda esta historia comenzó el 20 de julio de 2012, cuando durante el estreno de El caballero oscuro. La leyenda renace, cuando James Eagan Holmes, un joven de 24 años, disparó indiscriminadamente en una sala de cine del condado de Aurora (Colorado) matando a 12 personas.
Hoy, siete años después de aquel terrible suceso, nos enteramos a través de los medios de comunicación que familiares de las víctimas que perecieron en aquel tiroteo infame, escribieron una carta al presidente de la Warner Bros. expresando su preocupación por que el film pudiera desencadenar una escala de violencia. Pues bien, esto es mentira.
Como se puede comprobar en la edición digital de Variety, revista que tuvo acceso a esa carta, lo primero que hacían los familiares del tiroteo de Auroa era reconocer y admitir la libertad de expresión de una empresa como Warner Bros., que se dedica a la producción de películas.
Y muy al contrario, no alerta de una posible escalada de violencia sino que pide a los estudios de cine que utilicen su influencia y su poder en los estamentos gubernamentales para que presionen a aquellos políticos que apoyan a la NRA (Asociación Nacional del Rifle en sus siglas en inglés) y se niegan a discutir cualquier propuesta de Ley que tenga que ver con la reforma de la actual legislación sobre las armas en Estados Unidos. En la carta se dice literalmente, “Estos legisladores están poniendo en riesgo literalmente a sus clientes y empleados”.
Dicho esto, y salvo que me esté perdiendo algún matiz de por medio, sospecho que la malinterpretación de esta carta sumado a las opiniones que en efecto, dicen que Joker es una película violenta y brutal, han hecho el resto.
Por si fuera poco Warner Bros. publicó después un comunicado que también fue (¿deliberadamente?) malinterpretado. Era fácil leer en Internet titulares como “Warner recuerda que “Joker” es ficción” o “Warner emite un comunicado recordando que “Joker” es ficción”. Esto también es falso, o como poco, una media verdad.
Lo que uno puede leer del comunicado de Warner Bros. es que en efecto, los estudios se defienden, pero no argumentado que Joker es ficción, sino recordando que “Nuestra empresa tiene una larga historia de donaciones a víctimas de violencia, incluidas las de Aurora, y en las últimas semanas, nuestra empresa matriz se unió a otros líderes empresariales para pedir a los responsables políticos que promulguen leyes bipartidistas para abordar esta epidemia”.
De hecho, la misiva de los estudios dice algo muy cierto y muy interesante y que parece que se ha pasado por alto, “Warner Bros. cree que una de las funciones de la narración de cuentos es provocar conversaciones difíciles sobre temas complejos”. Y sí, después dice lo de la ficción, pero ya al final, en las cuestiones obvias: “No se equivoquen: ni el personaje de ficción Joker ni la película respaldan la violencia del mundo real de ningún tipo. No es intención de la película, los cineastas o el estudio mostrar a este personaje como un héroe”.
Moraleja, es posible que tiroteos como los de Aurora, que han sido seguidos por los de Washington Navy Yard (2013, 13 muertos), masacre de San Bernardino (2015, 16 muertos), masacre de la discoteca Pulse de Orlando (2016, 50 muertos) tiroteo de Las Vegas (octubre de 2017, 59 muertos), tiroteo en la iglesia de Sutheland Springs (noviembre de 2017, 27 muertos), tiroteo en la escuela secundaria Stoneman Douglas de Parkland (febrero de 2018, 17 muertos), tiroteo en la escuela secundaria de Santa Fe (mayo de 2018, 10 muertos) tiroteo en la sinagoga de Pittsburg (octubre de 2018, 11 muertos), tiroteo de Thousand Oaks (noviembre de 2018, 13 muertos), tiroteo de Virginia Beach (mayo de 2019, 13 muertos) y tiroteo de El Paso (agosto de 2019, 22 muertos) no sean un fin en sí mismo.
Es decir, el loco que coge una pistola decido a matar gente de forma indiscriminada no necesita una película violenta, solo precisa de un detonante, el que sea. Pueden ser los negros, los homosexuales, los judíos o Joker, todo es igual de absurdo y de inmoral.
Warner tiene razón, “una de las funciones de la narración de cuentos es provocar conversaciones difíciles sobre temas complejos” y parece que Joker, más allá de todo el circo que se ha montado a su alrededor, propone precisamente esto.
De modo que, no hay que culpabilizar a una película, o una raza, una orientación sexual o una religión porque sencillamente, el que tiene la culpa es el que aprieta el gatillo, que nadie esquive esta verdad incontestable.
Pero al final, Joker seguirá siendo un éxito de taquilla sin que casi nadie la haya visto aún porque, todo hay que decirlo, al final es de lo que se trata. De fondo en realidad no hay un debate sobre las armas, sobre la ética, sobre la violencia o sobre la moral. Al final lo que hay de fondo en todo esto es dinero.
¿El que genera la industria armamentística en Estados Unidos? También, pero ahora lo que está en juego es el dinero que va a ingresar Warner Bros. con su película Joker. Este es el verdadero quid de la cuestión.