El Pontífice en la misa con motivo de la 93 Jornada Mundial de la Misiones
“Cada uno de nosotros “es una misión en esta tierra”. El papa Francisco invitó a ser misioneros, discípulos de Jesús, que comparten con los demás la alegría del amor de Dios, sin proselitismo, sino testimoniando.
Este XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, 20 de octubre de 2019, en la Basílica del Vaticano, Francisco celebró la Misa con motivo de la 93 Jornada Mundial de la Misiones, como parte del Mes Misionero Extraordinario convocado en 2017, con el fin de “alimentar el ardor de la actividad evangelizadora de la Iglesia ad gentes” y retomar con un nuevo impulso la responsabilidad del anuncio del Evangelio.
1. Ser discípulos
“¿Qué instrucciones nos da el Señor para ir al encuentro de todos? Una sola, muy sencilla: haced discípulos. Pero, atención: discípulos suyos, no nuestros. La Iglesia anuncia bien sólo si vive como discípula”, expresó el Papa.
Durante la homilía, indicó que el “discípulo sigue cada día al Maestro y comparte con los demás la alegría del discipulado. No conquistando, obligando, haciendo prosélitos, sino testimoniando, poniéndose en el mismo nivel, discípulos con los discípulos, ofreciendo con amor ese amor que hemos recibido”.
2. Salir de la contaminación del mundo
Así, definió la misión de la Iglesia y de los cristianos, bautizados: “dar aire puro, de gran altitud, a quien vive inmerso en la contaminación del mundo; llevar a la tierra esa paz que nos llena de alegría cada vez que encontramos a Jesús en el monte, en la oración; mostrar con la vida e incluso con palabras que Dios ama a todos y no se cansa nunca de ninguno”.
3. Tu vida es una misión
Entonces, el Papa se dirigió a la asamblea: “Queridos hermanos y hermanas: Cada uno de nosotros tiene, cada uno de nosotros “es una misión en esta tierra”.
“Estamos aquí para testimoniar, bendecir, consolar, levantar, transmitir la belleza de Jesús. Ánimo, ¡Él espera mucho de ti! El Señor tiene una especie de ansiedad por aquellos que aún no saben que son hijos amados del Padre, hermanos por los que ha dado la vida y el Espíritu Santo”.
“¿Quieres calmar la ansiedad de Jesús? Ve con amor hacia todos, porque tu vida es una misión preciosa: no es un peso que soportar, sino un don para ofrecer. Ánimo, sin miedo, ¡vayamos al encuentro de todos!”, añadió.
4. Tomar distancia de habladurías y chismes
Francisco proclamó el Mes Misionero con el tema “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”. Evento que coincide con el Sínodo para la región Panamazónica (6-27 de octubre 2019). “En su predicación de hoy, exhortó a la oración, tomando distancia de las habladurías y los chismes que contaminan”.
Instó también a la Iglesia a tomar la “perspectiva, la de Dios que llama a todas las personas”. “El monte nos recuerda que los hermanos y las hermanas no se seleccionan, sino que se abrazan, con la mirada y, sobre todo, con la vida. El monte une a Dios y a los hermanos en un único abrazo, el de la oración”.
5. Redescubrir lo esencial
En este mes misionero, el Papa ha tenido muy presente la región Panamazónica, con la cual destaca que la misión confiada por Jesús sigue siendo actual y necesaria también para los habitantes de esas tierras.
“El monte nos hacer ir a lo alto, lejos de tantas cosas materiales que pasan; nos invita a redescubrir lo esencial, lo que permanece: Dios y los hermanos. La misión comienza en el monte: allí se descubre lo que cuenta. En el corazón de este mes misionero, preguntémonos: ¿Qué es lo que cuenta para mí en la vida? ¿Cuáles son las cumbres que deseo alcanzar?”.
6. Luchar contra el egoísmo
“Un verbo acompaña al sustantivo monte: subir. Isaías nos exhorta: «Venid, subamos al monte del Señor» (2,3)”. El Papa indicó que se necesita subir: “se necesita dejar una vida horizontal, luchar contra la fuerza de gravedad del egoísmo, realizar un éxodo del propio yo”.
Francisco siguiendo la metáfora de la subida en la montaña, explicó que “no se puede subir bien si se está cargado de cosas, así en la vida es necesario aligerarse de lo que no sirve”.
7. Anunciar, renunciar
“Es también el secreto de la misión: para partir se necesita dejar, para anunciar se necesita renunciar. El anuncio creíble no está hecho de hermosas palabras, sino de una vida buena: una vida de servicio, que sabe renunciar a muchas cosas materiales que empequeñecen el corazón, nos hacen indiferentes y nos encierran en nosotros mismos; una vida que se desprende de lo inútil que ahoga el corazón y encuentra tiempo para Dios y para los demás”.
Entonces, preguntó: “¿Cómo es mi subida? ¿Sé renunciar a los equipajes pesados e inútiles de la mundanidad para subir al monte del Señor? ¿mi camino es una subida o es para trepar?”.
En otro momento, recordó que la misión es dirigida a todos y no a pocos: “El Señor es obstinado al repetir este todos. Sabe que nosotros somos testarudos al repetir “mío” y “nuestro”: mis cosas, nuestra gente, nuestra comunidad…, y Él no se cansa de repetir: “todos”.
8. Aduanas humanas
Afirmó que “ninguno está excluido” del corazón de Dios, “de su salvación; todos, para que nuestro corazón vaya más allá de las aduanas humanas, más allá de los particularismos fundados en egoísmos que no agradan a Dios. Todos, porque cada uno es un tesoro precioso y el sentido de la vida es dar a los demás este tesoro. Esta es la misión: subir al monte a rezar por todos y bajar del monte para hacerse don a todos”.
9. ¡No pierdas la ocasión de testimoniar!
El Papa invitó a los cristianos a ‘subir y bajar”: por tanto, estar siempre en movimiento, en salida. De hecho, el imperativo de Jesús en el Evangelio es id. Todos los días cruzamos a muchas personas, pero — podemos preguntarnos— ¿vamos al encuentro de esas personas? ¿Hacemos nuestra la invitación de Jesús o nos quedamos en nuestros propios asuntos?”.
10. No buscar reconocimiento de los demás
Entretanto, ha exhortado a dejar de esperar cosas de los demás, en cambio, ir hacia los demás. “El testigo de Jesús jamás busca ser destinatario de un reconocimiento de los demás, sino que es él quien debe dar amor al que no conoce al Señor. El testigo de Jesús va al encuentro de todos, no sólo de los suyos, de su grupito. Jesús también te dice: “Ve, ¡no pierdas la ocasión de testimoniar!”.
Asimismo, el mes misionario extraordinario sirve para conmemorar el centenario de la promulgación de la Carta apostólica Maximum illud del Papa Benedicto XV (30 noviembre 1919). El pontífice que en aquella época rechazó la visión de las potencias colonialistas y de los nacionalismos extremos.