Especialmente en situaciones de crisis, no olvidar que el colega es alguien, tiene una vida, una familia, dificultades e ilusiones, es muy importante
Las personas tenemos aspectos actitudinales apreciables y otros de escaso valor, lo bueno queda normalmente más oculto. Cuando se reconoce lo bueno se transforman las relaciones profesionales.
A partir de esta realidad nadie es considerado un número, una ficha: todo hombre o mujer que está ante nosotros es un ser único que merece admiración, reconocimiento.
En escenario de crisis aflora todo ese interior de cada persona. En esas situaciones, las relaciones entre jefes y subordinados, entre compañeros de trabajo, pueden encontrarse enfrentadas, si se olvida el respeto por cada hombre o mujer con quienes se comparte muchas horas cada día. Porque se convierte a estas personas en objetos: están ahí, se habla con ellas, forman parte de nuestro mundo, pero se olvida su realidad personal.
Es preciso revisar las causas de la crisis, separar razones objetivas externas de situación interna. El ejercicio profesional, la capacidad de previsión que se debió poner en juego, el análisis del flujo de caja, de las alternativas de salida y el plazo para llevarlas a cabo… Todo ello se ha de tener en cuenta, pero sin olvidar el respeto debido a las personas.
Es una persona
Aquella persona cuya mesa o puesto de trabajo está cerca del mío, es alguien: tiene una vida, familia, dificultades e ilusiones, forman parte de mi equipo y estamos involucrados en una tarea común. Ignorarla es ofenderla, no facilitarle las informaciones que necesita, retrasárselas o deformárselas es ahogar su trabajo y contribuir a hacerle la vida imposible.
Las acciones que corresponden a este respeto, especialmente en contexto de crisis, son las que se concretan en estimular la creatividad para acometer soluciones, en hacer favores. Favores quizás pequeños, que facilitan la tarea: echar una mano, sacar de apuros, acompañar cordialmente, restar importancia a los errores, objetivar el impacto de los problemas, buscar juntos soluciones.
En definitiva, crear un clima de confianza que facilite la salida de estas situaciones en las mejores condiciones para todos.
Cuando el respeto está presente en el lugar de trabajo es posible esa armonía en la que afloren los valores ocultos que llevamos todos. El respeto es factor de unidad y cohesión de la cultura empresarial; produce confianza, adopta caminos serenos para abordar soluciones, porque está basado en relaciones de amistad.
Se dice que debemos aprender de los errores y si la unidad existe, se dan las fortalezas para acometer los caminos más adecuados. En estas situaciones, el respeto es clave de éxito en las empresas.
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