En su última homilía, en el Estadio Zimpeto, en Maputo, el Pontífice reflexionó sobre el camino de la paz en un país que vivió una guerra de 17 años, con más de un millón de muertos: “nuestros pueblos tienen derecho a la paz” y no se puede vivir bajo la ley del “ojo por ojo, diente por diente”“Jesucristo invita a amar y a hacer el bien; que es mucho más que ignorar al que nos hizo daño o hacer el esfuerzo para que no se crucen nuestras vidas: es un mandato a una benevolencia activa, desinteresada y extraordinaria con respecto a quienes nos hirieron”, expresó el papa Francisco en el Estadio de Zimpeto en la capital de Mozambique, Maputo, este viernes 6 de septiembre de 2019.
Jesús – sostuvo – “pero no se queda allí, también nos pide que los bendigamos y oremos por ellos; es decir, que nuestro decir sobre ellos sea un bien-decir, generador de vida y no de muerte, que pronunciemos sus nombres no para el insulto o la venganza sino para inaugurar un nuevo vínculo para la paz. La vara que el Maestro nos propone es alta”.
Francisco basó su reflexión en el evangelio de Lucas, un pasaje del sermón de la llanura: “Amad a vuestros enemigos”. (Lc 6,27). “Una palabra dirigida también a nosotros hoy que lo escuchamos en este estadio”, dijo a cerca de 60.000 fieles católicos presentes.
“En el camino de la paz. Si Jesús es el árbitro entre las emociones conflictivas de nuestro corazón, entre las decisiones complejas de nuestro país, entonces Mozambique tiene un futuro de esperanza garantizado; entonces nuestro país cantará a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cantos inspirados (cf. Col 3,16)”.
Bailes, cantos y fiesta, el ambiente que envolvió la última homilía del Papa en Mozambique.
Allí afirmó que “Jesús no es un idealista que desconoce la realidad” cuando pidió amar a los enemigos. Lo dijo al país, ex colonia portuguesa, que desde su independencia en 1975, vivió una guerra fratricida, con más de un millón de muertos y 4 millones de desplazados.
Jesús, sostuvo el Papa, está hablando del enemigo concreto, del enemigo real; el que ha descripto en la bienaventuranza: de aquel que nos odia, excluye, insulta y proscribe como infame.
En su discurso, reconoció el dolor del pueblo mozambiqueño: “vosotros todavía podéis contar en primera persona historias de violencia, odio y desencuentros; algunos en carne propia, otros de alguien conocido que ya no está. otros incluso por el miedo de que heridas del pasado se repitan e intenten borrar el camino recorrido de paz, como en Cabo Delgado”.
La “equidad” de la violencia
Lo dijo en referencia los acuerdos de Paz, primero firmado en 1992 en Roma, gracias a la mediación de la Iglesia Católica. Francisco ha dado un espaldarazo al nuevo pacto por la paz firmado en agosto pasado a pocas semanas de las elecciones generales en el país, el 15 de octubre.
“Es difícil hablar de reconciliación cuando las heridas causadas en tantos años de desencuentro están todavía frescas o invitar a dar ese paso de perdón que no significa ignorar el dolor o pedir que se pierda la memoria o los ideales”, expresó.
Francisco invitó a dejar para siempre “la práctica tan corriente —de ayer y de hoy— de ser cristianos y vivir bajo la ley del “ojo por ojo, diente por diente”. “No se puede pensar el futuro, construir una nación, una sociedad sustentada en la “equidad” de la violencia.
La regla de oro
“Ninguna familia, ningún grupo de vecinos o una etnia, menos un país, tiene futuro si el motor que los une, convoca y tapa las diferencias es la venganza y el odio”. Francisco invitó a olvidarse de la venganza , el odio, y abandonar “planificar ocasiones de desquite bajo formatos aparentemente legales”.
Entonces, rememoró, la regla de oro de Jesús y “al alcance de todos”: “como queráis que la gente se porte con vosotros, de igual manera portaos con ella» (Lc 6,31)”.
En su mensaje, invitó al trato mutuo: “amarnos, ayudarnos y prestar sin esperar nada a cambio”.”“Amarnos”, nos dice Jesús; y Pablo lo traduce como “revestirnos de compasión entrañable y de bondad” (cf. Col 3,12)”.
La actitud de los fuertes
“Se trata de una actitud de fuertes y no de débiles, una actitud de hombres y mujeres que descubren que no es necesario maltratar, denigrar o aplastar para sentirse importantes, sino al contrario. Y esta actitud es la fuerza profética que Jesucristo mismo nos enseñó al querer identificarse con ellos (cf. Mt 25,35-45) y mostrarnos que el servicio es el camino”.
Corrupción y las colonización ideológica
Además, destacó, Mozambique es un territorio lleno de riquezas naturales y culturales, pero paradójicamente con una enorme cantidad de su población bajo la línea de pobreza. De hecho, uno de cada dos ciudadanos vive con menos de dos dólares al día.
También Francisco denunció la corrupción y las colonización ideológica detrás de algunas formas de ayuda internacional. “Y es triste cuando esto se constata entre hermanos de la misma tierra que se dejan corromper; es muy peligroso aceptar que este sea el precio que tenemos que pagar ante la ayuda extranjera”.
El Papa invitó a la minoría católica, 28% de la población de Mozambique, ser “semillas e instrumentos de paz y reconciliación”. “Queremos que reine la paz en nuestros corazones y en el palpitar de nuestro pueblo. Queremos un futuro de paz”.
Jesús arbitro del corazón
Jesús – definió, es “árbitro que decide las cosas discutibles: “que la paz de Cristo sea el árbitro en vuestros corazones”.
“Si la paz de Cristo es el árbitro en nuestros corazones, entonces, cuando los sentimientos estén en conflicto y nos sintamos impulsados ante dos sentidos opuestos, “juguémonos” por Cristo”.
De esta manera, indicó que la “decisión de Cristo nos mantendrá en el camino del amor, en la senda de la misericordia, en la opción por los más pobres, en la preservación de la naturaleza”.
Francisco visitó a niños y madres enfermos de SIDA/HIV
Por otro lado, el papa Francisco ha visitado antes de este evento, el hospital de Zimpeto, donde se curan personas enfermas, en particular a enfermos de SIDA/HIV, especialmente mujeres y niños. Cerca de 130.000 niños han nacido en toda África gracias al proyecto “Dream”, dirigido por la comunidad de San Egidio.
“Al ver cómo curan y acogen con competencia, profesionalismo y amor a tantas personas enfermas…recuerdo la parábola del Buen Samaritano”, dijo el Papa en la sede del hospital de Zimpeto, ubicado en el distrito de ka Mabukwana, en la periferia norte de Maputo.
El Papa más tarde se trasladará al aeropuerto de Maputo para la ceremonia de despedida. El periplo por África del Papa continuará en Antananarivo, Madagascar.