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El Papa: La oración a la Virgen María protege contra insidia del Maligno

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 05/09/19
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“La imagen de esta sencilla doncella en su casa, en contraste con toda la estructura del templo y de Jerusalén, puede ser el espejo donde miremos nuestras complicaciones y afanes, que oscurecen y dilatan la generosidad de nuestro “sí”. “Nadie más pequeño que un sacerdote dejado a sus propias fuerzas; por eso nuestra oración protectora contra toda insidia del Maligno es la oración de nuestra Madre: soy sacerdote porque Él miró con bondad mi pequeñez”, dijo el papa Francisco desde la Catedral de la Inmaculada Concepción en Maputo este jueves 5 de septiembre 2019. 

Francisco ha resaltado la vocación materna de la Iglesia en varias partes de su discurso, dirigido a los obispos, los religiosos, religiosas, consagrados, seminaristas y catequistas representantes del clero de Mozambique. 

“Me alegró escuchar de la boca de una catequista decir: “Somos una Iglesia insertada en un pueblo heroico”, que sabe de sufrimientos pero mantiene viva la esperanza.

Especialmente, resaltó la actitud de la Virgen María ante la llamada de Dios, en contraste con la actitud clerical de Zacarías. 

Los sacerdotes, aveces son “pequeños”, como esos sumos sacerdotes de Jerusalén en los grandes templos, sostuvo:  nos parecemos más a Zacarías que a María”. 

El Papa pronunció su tercer y último discurso del día en portugués. Exhortó a seguir adelante y no atrás. No quedarse en el “lamento por los tiempos pasados”, y “nos vamos petrificando”.“No es algo bueno, ver a un obispo, a un sacerdote, una religiosa o un religioso momificado”. 

El Papa pidió luchar contra “la crisis de identidad sacerdotal”, mirando hacia la Virgen María. “Ella, ni por un momento miró hacia atrás. […]”. 

Un discurso de contemplación mariana “para responder con la misma generosidad y premura” de la Madre de Dios. 

El Papa destacó que el anuncio de la Encarnación se hizo a una mujer, laica, en una periferia, y no a un sacerdote, un varón, en un grande Templo, en Judea, en la ciudad más importante: Jerusalén. 

“Por el contrario, el anuncio de la Encarnación es en Galilea, la más alejada y conflictiva de las regiones, en una pequeña aldea, Nazaret, en una casa y no en una sinagoga o lugar religioso, y se hace a una laica, y mujer”.

El Papa destacó que para solucionar el problema de la identidad sacerdotal, que involucra a obispos, catequistas, consagrados, seminaristas, es necesario salir de “los lugares importantes, solemnes; tenemos que volver a los lugares donde fuimos llamados, donde era evidente que la iniciativa y el poder eran de Dios”. 

“A veces sin querer, sin culpa moral, nos habituamos a identificar nuestro quehacer cotidiano como sacerdotes con ciertos ritos, con reuniones y coloquios donde el lugar que ocupamos en la reunión, en la mesa o en el aula es de jerarquía; nos parecemos más a Zacarías que a María”, destacó.

 El sacerdote – sostuvo – es una persona muy pequeña, es “el más pobre de los hombres si Jesús no lo enriquece con su pobreza”. 

María no duda, no se mira a sí misma: se entrega, confía. Es agotador vivir el vínculo con Dios como Zacarías, como un doctor de la ley: siempre cumpliendo, siempre creyendo que la paga es proporcional al esfuerzo que haga, que es mérito mío si Dios me bendice, que la Iglesia tiene el deber de reconocer mis virtudes y esfuerzos”. 

Francisco llamó a ser un Iglesia que no cansa de servir: “nuestros cansancios deben estar más vinculados a «nuestra capacidad de compasión, son tareas en las que nuestro corazón es “movido” y conmovido”. 

Asimismo, afirmó, “nos alegramos con los novios que se casan, reímos con el bebé que traen a bautizar; acompañamos a los jóvenes que se preparan para el matrimonio y a las familias; nos apenamos con el que recibe la unción en la cama del hospital, lloramos con los que entierran a un ser queridos”. 

Entregamos minutos y días en pos de esa madre con SIDA, ese pequeño que quedó huérfano, esa abuela a cargo de tantos nietos o ese joven que ha venido a la ciudad y está desesperado porque no encuentra trabajo. «Tantas emociones… Si tenemos el corazón abierto, esta emoción y tanto afecto fatigan el corazón del Pastor”.

Luego para concluir la jornada visitará en privado la Casa Mateo 25, una iniciativa alentada por la Nunciatura Apostólica en Mozambique, ubicada en la capital Maputo, y que funciona gracias a la colaboración de más de 20 congregaciones religiosas.

La Casa Mateo 25 es una estructura que se dedica a los más pobres que deambulan por las calles de Maputo. Aquellos que no tienen ni comida ni lugar donde dormir.


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