Los “hacedores del mal” no serán reconocidos por el Señor cuando llegue la hora de la salvación. A la hora del Ángelus dominical el Papa Francisco reiteró que el Señor nos reconocerá “por una vida humilde y buena”, traducida “en obras”. Para eso es necesario “pasar por la puerta estrecha”, lo que requiere compromiso y una voluntad firme de vivir según el Evangelio.
El Señor no nos reconocerá por nuestros títulos, sino por una vida humilde y buena, una vida de fe que se traduce en obras.
Lo dijo el Papa Francisco a la hora del Ángelus, reflexionando sobre el Evangelio que se centra en la respuesta de Jesús a un hombre, que le pregunta si “son pocos” los que se salvan.
El Papa señaló que la respuesta de Jesús no se enfoca en la “cantidad” sino en la “responsabilidad”, con lo que nos invita a hacer el bien en el tiempo presente. En efecto, el Maestro dice:
No hay número cerrado en el Paraíso
Las palabras de Jesús hacen comprender que “no se trata de una cuestión de número”, pues “no hay ‘número cerrado’ en el Paraíso”.
Se trata, dijo Francisco, de atravesar desde ahora el pasaje correcto, que está ahí para todos, pero es estrecho:
Este es el problema. Jesús no quiere ilusionarnos diciendo: “Sí, tranquilos, es fácil, hay una hermosa carretera y en el fondo una gran puerta...”.
No, Jesús nos dice esto: nos habla de la puerta estrecha. Nos dice las cosas como son: el pasaje es estrecho.
¿En qué sentido?
En el sentido de que para salvarse uno debe amar a Dios y al prójimo, ¡y esto no es cómodo!
Es una “puerta estrecha” porque es exigente. El amor es exigente siempre, requiere compromiso, más aún, “esfuerzo”, es decir, una voluntad firme y perseverante de vivir según el Evangelio.
San Pablo la llama “la buena batalla de la fe”. Se necesita el esfuerzo de todos los días, de todo el día para amar a Dios y al prójimo.
El Señor no reconocerá a los “operadores de injusticia”
Ahondando en la parábola narrada por Jesús a estos hombres, Francisco explicó que hay un “dueño” de una casa que “representa al Señor”, y su casa “simboliza la vida eterna, la salvación”.
Aquí vuelve la imagen de la puerta. Jesús dice:
Luchar contra todas las formas de maldad e injusticia
El Papa concluyó señalado el significado que esto tiene para nosotros los cristianos.
Y es que estamos llamados a establecer una verdadera comunión con Jesús “orando, yendo a la iglesia, acercándonos a los sacramentos y nutriéndonos con su Palabra”.
Esto nos mantiene en la fe, alimenta nuestra esperanza, reaviva la caridad. Y así, con la gracia de Dios, podemos y debemos prodigar nuestras vidas por el bien de nuestros hermanos y hermanas, luchando contra todas las formas de maldad e injusticia.
Nos ayude María, Puerta del Cielo
Francisco terminó rogando a la Virgen María para que nos ayude en esto. Ella que “pasó por la puerta estrecha que es Jesús”, “ lo acogió con todo su corazón y lo siguió todos los días de su vida”, “aun cuando no entendía”, aun cuando “una espada atravesaba su alma”.
Por eso la invocamos como “Puerta del Cielo”; una puerta que sigue exactamente la forma de Jesús: la puerta del corazón de Dios, corazón exigente, pero abierto a todos nosotros.