Tiene cáncer. El tumor lo adquirió tras las torturas que están por acabar su ojo. Pero rechazó aceptar medida humanitaria, si ésta no implica la libertad del resto de sus compañeros, también sometidos a torturas de la tiranía madurista
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La carta es dura. Tan impactante por su contenido como por la forma en que se hizo pública, tras colarse desde las crueles mazmorras donde la dictadura de Nicolás Maduro mantiene sin luz solar a muchos de sus presos políticos.
“Mi muerte en manos de la tiranía socialista la he ofrecido a la Santísima Virgen de Coromoto, Reina, Madre y Patrona de Venezuela, para que destruya definitivamente a la Revolución y aplaste al socialismo ateo y anti cristiano en Nuestra Tierra de Gracia de la Pequeña Venecia”.
Lo escribe Vasco Da Costa desde la cárcel militar de Ramo Verde, donde se encuentra (nuevamente) desde abril de 2018. El pensador político luso-venezolano regresó a Venezuela en 1998 con el confeso deseo de detener la revolución comunista. Es Premio Sájarov 2017, presidente del Foro de Caracas y líder del Movimiento Nacionalista.
En un desgarrador escrito compartido con Aleteia, Da Costa se dirige a la abogada Tamara Suju para pedirle que “haga todo lo posible” por introducir demanda ante la Corte Penal Internacional (CPI), la cual Venezuela debe conseguir “contra las violaciones de los derechos humanos que ha cometido y sigue cometiendo la Revolución Bolivariana”.
En su carta denuncia en detalle cómo desarrolló un cáncer en el ojo; y a pesar de que lo podría perder de forma definitiva, rechaza ser beneficiario de una medida humanitaria, mientras otros presos políticos sufren torturas en los peculiares centros de reclusión usados por Maduro.
“Se me ha detectado un cáncer en el ojo izquierdo. La dirección del centro penitenciario me envió al hospital militar de Caracas por ser esta una cárcel militar”. Allí me operaron dejando “parte del tumor que amerita segunda operación. Dejaron una raíz del cáncer que no pudieron sacar por estar demasiado cerca del globo ocular interno”.
Los médicos tratantes me confirmaron que “la razón del proceso cancerígeno se debe a maltratos y heridas en el ojo, proceso infeccioso, falta de tratamiento adecuado, falta de salubridad, dejar pasar mucho tiempo y alimentación inadecuada”.
“La herida me fue hecha en la tortura que sufrí en abril de 2018 en la Dgcim cuando rasgaron el ojo con golpes, enseguida me pusieron una bolsa de cuero en la cabeza llena de (heces) humanas y la utilizaban de ayuda para hamaquearme la cabeza y golpearla contra el piso y contra una pared indiscriminadamente…”
“Consecuencia: una infección brutal y permanente en mi ojo izquierdo”. Por eso “durante más de 1 año solicité atención médica estando en la cárcel militar de Santa Ana y posteriormente en Ramo Verde. Esa atención nunca se me dio, a pesar de haber tenido varias órdenes del juez para ello”.
“Cubierto por cucarachas y ratas”
“…En dichos centros carcelarios la alimentación es inadecuada, no hay servicios médicos y las condiciones de higiene y salubridad son paupérrimas. En Santa Ana el problema principal eran las cucarachas. Eran tantas que a veces en las noches me despertaba literalmente cubierto por ellas”.
“En Ramo Verde el problema principal es el volumen de ratas y las filtraciones en techos y paredes, aparte de la humedad; y hasta que me operaron pasé todo ese tiempo durmiendo en el piso por falta de cama”.
“La rasgadura en mi ojo se infectó, me nació una piel sobresaliente, se llenó de venas del globo ocular, comenzó a crecer. La infección fue tomando todo el ojo y se formó una verruga la cual fue creciendo hasta que se hizo insoportable…”
“No es mi agrado una medida humanitaria”
“En medio de tanta persecución (…) he visto con agrado y consolación el apoyo y solidaridad de personas que buscan el bien, la justicia y libertad para Venezuela. Algunas de estas personas han solicitado una medida humanitaria para mi situación médica, cosa que les agradezco, pero que en realidad no es de mi agrado planteada simplemente así”.
“Exigiría junto a mi salida de la cárcel la liberación inmediata e incondicional” de los acusados en el “mal llamado proceso Gedeón II”. “Exigiría la liberación inmediata e incondicional” del general Raúl Isaías Baduel, del general Ramón Lozada y del coronel Gámez”. “Exigiría la liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos”.
Pues, “¡cómo es posible aceptar una medida humanitaria para mí después que me pusieron en sus mazmorras y me hirieron y enfermaron con sus torturas, y dejar atrás a mis compañeros de causa e infortunio esperando cuál sea la próximo víctima de su crueldad…!”.
“Prefiero estar preso y denunciar esta monstruosidad…”
“No soy de los que acepta una sobadita por el lomo por parte de mi verdugo antes de cortarme la cabeza y después continuar con los que luchan conmigo. Prefiero estar preso con la libertad de poder decir la verdad de la monstruosidad socialista de la tiranía, que estar afuera y tener que callarme porque me están curando”.
“El cáncer que está carcomiendo mis carnes no es peor que el cáncer socialista que destruye mi Patria”.
“Escribo como dando un grito desde el silencio de mi mazmorra, con el dolor de las torturas y en la oscuridad del cáncer que me carcome, para decirles que yo tengo los objetivos claros y las ideas firmes y que en mi caso sé muy bien lo que tengo que hacer”.
“Pero si caigo en el camino, no importa, otros seguirán con más fuerza; y mi muerte en manos de la tiranía socialista la he ofrecido a la Santísima Virgen de Coromoto, Reina, Madre y Patrona de Venezuela, para que destruya definitivamente a la Revolución y aplaste al socialismo ateo y anti cristiano en Nuestra Tierra de Gracia de la Pequeña Venecia. Con mi mayor agradecimiento y un saludo cordial, me despido atentamente”.
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