El ‘hospital flotante” presta auxilio médico en las zonas más recónditas del AmazonasEl Barco Hospital ‘papa Francisco’ permitirá el acceso a la salud de las poblaciones indígenas y ribereñas del Amazonas. Se trata de un especial ‘hospital de campo’ flotante. Pero, sobre todo, representa, la creatividad evangélica de una Iglesia en salida y madre que abraza a sus hijos más pobres. Allá donde faltan médicos, enfermeras, acompañamiento espiritual y una ‘sonrisa’. Pues, la tripulación franciscana y de laicos se propone curar también con la medicina de la misericordia y de la alegría.
Curar cuerpo y alma
La iniciativa es un “hermoso gesto concreto” de cara al Sínodo para la Amazonía que tendrá lugar el próximo mes de octubre en Roma. El papa Francisco considera este hospital fluvial como una “respuesta al mandato del Señor, que sigue enviando a sus discípulos a anunciar el Reino de Dios y a curar a los enfermos (cf. Lc 9, 2)”.
De hecho, el Barco llevará el Evangelio y la atención sanitaria a más de 700 mil habitantes de lugares amazónicos accesibles sólo por vía fluvial. Curar cuerpo y alma es la consigna: Con 32 metros de longitud, la nave hospital dispone de instalaciones para el diagnóstico, tratamiento, hospitalización y prevención en medicina. En épocas de inundaciones, también servirá como bote de rescate.
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Esperanza cierta en la caridad
El barco hospital “Papa Francisco” representa una esperanza cierta en la caridad y un modelo de Iglesia misionera que sale al encuentro de las necesidades pastorales y humanas. El bote ha zarpado del puerto de Óbidos en medio de una fiesta de la fe con una tripulación de 10 personas, incluyendo un religioso, y 20 voluntarios médicos y paramédicos, entre los cuales profesores y estudiantes universitarios, y visitará cerca de 1.000 localidades costeras en expediciones de 10 días, utilizando también dos lanchas-ambulancia para emergencias.
En su mensaje, el papa Francisco aseguró que la misión primordial del Barco Hospitalario está de acuerdo con lo que los pueblos indígenas de la Amazonía definen como “buen vivir”, es decir, “vivir en armonía consigo mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y con el ser supremo” (IL 12). Esta iniciativa de la Iglesia, que está llamada a ser un “hospital de campaña”, considera Francisco, se hace realidad “acogiendo a todos, sin distinción, ni condiciones”, como un verdadero “hospital sobre el agua”.