En la era de los PDF y la impresión masiva, hay algo que el arte monástico de la caligrafía y la iluminación nos puede enseñar sobre el trabajo, el tiempo y la belleza
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Haz clic en ese icono en la parte superior izquierda de tu documento, y voilà. Acabas de imprimir un bonito texto, en un segundo. ¿Pero qué tiene que ver eso con la belleza?
Puede ser difícil de imaginar para algunos, pero durante muchos siglos la reproducción de un texto estuvo lejos de ser algo fácil y rápido. En los días de antaño, mucho antes de la era de las impresoras de inyección de tinta, los monjes pacientes, laboriosos y atentos se dedicaban al minucioso trabajo de crear un manuscrito desde cero, movidos por el celo y la devoción religiosas, así como por un profundo entendimiento de la belleza y la verdad, y la necesidad de conservarlos en un volumen capaz de soportar el paso del tiempo.
De hecho, la palabra “manuscrito” deriva del latín “escrito” (scriptus) “a mano” (manus): todo era hecho a mano, con paciencia, a veces durante años.
En más de un sentido, estos artesanos sabían que la preservación de la sabiduría, el conocimiento y la fe dependían de que ellos hicieran su trabajo correctamente, algo que la facilidad con la que descargamos e imprimimos archivos PDF en la actualidad probablemente hace que nos sea difícil de comprender.
El tipo de artesanía especializada que estos copistas y artesanos medievales tuvieron que emplear en la elaboración de cada manuscrito se puede apreciar adecuadamente en una serie de siete videos que ha publicado la Biblioteca Británica, y que ofrecemos en este artículo.
En ellos, la caligrafista e iluminadora profesional Patricia Lovett reproduce los diferentes procesos y técnicas que estos artesanos monásticos tuvieron que usar al diseñar una página manuscrita, desde la pluma y la tinta hasta el encuadernado de un libro medieval.
Probablemente no tengamos que pasar por procesos tan minuciosos para realizar nuestro trabajo hoy en día, pero ciertamente podemos aprender mucho sobre la atención al detalle, el enfoque, la ética de trabajo y el cuidado de las cosas más pequeñas (estas son las herramientas más necesarias para nuestras vidas espirituales y morales) de estos artesanos monásticos.