La intimidad crea un sentimiento de felicidad y realización en una relación a largo plazo
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Todas las relaciones pasan por diferentes etapas en el proceso de maduración. Cada etapa contribuye a aumentar la cercanía de la pareja. Si los cónyuges trabajaran las siguientes características, también tendrían éxito en ser grandes amigos:
Mariposas en el estómago
El inicio de una relación amorosa es muchas veces el momento más emocionante, porque todo es nuevo y lleno de pasión. En la marea de emociones intensas, estamos listos y dispuestos a hacer cualquier cosa por nuestra amado(a). Usamos palabras afectuosas, damos abrazos y vamos a encuentros y paseos románticos. Al principio, no necesitamos esforzarnos mucho para sentirnos felices.
La segunda etapa es semejante; todas esas emociones, aunque un poco menos intensas, aún son bastante fuertes. Pero, eventualmente, llega un momento en que desaparecen, y entonces la relación empieza a exigir un poco más de trabajo.
¿Se acabó?
Cuando la primera etapa de la pasión pasa, a veces una relación entra en crisis. Algunas parejas se separan, porque piensan que, si ya no sienten la misma pasión, la llama del amor se ha extinguido. Es verdad que algunos sentimientos desaparecen, pero solo para dar lugar a algo más profundo: la intimidad.
Es la intimidad, no la pasión, la que crea el sentimiento de felicidad y realización en una relación. La intimidad es cercanía emocional y espiritual con otra persona en la cual la verdadera amistad se construye.
La pasión también desempeña su papel en el matrimonio, pero el hecho es que con el tiempo – o tal vez con la llegada de los hijos – nuestros sentimientos cambian y evolucionan, y es bueno estar seguro de mantener el fuego encendido, aunque la llama sea menos visible.
Creando espacio
Las etapas finales de una relación son cruciales, pues es cuando nos abrimos más que nunca. Nos confiamos el uno al otro y hablamos sobre nuestros miedos, dificultades y debilidades. Es importante crear un espacio donde ambos se sientan seguros para que eso suceda.
Al crear espacio, quiero decir centrarse en la otra persona cuando habla sobre las cosas que son importantes para ella – aunque esas cosas no sean importantes para ti – y no juzgar. Si tu cónyuge habla sobre algo de lo que no está orgulloso, y tú dices: “¿Cómo has podido hacer algo tan estúpido?”, entonces tienes una buena posibilidad de que en el futuro no conozcas sus sentimientos y cosas que no están yendo tan bien en su vida.
Una atmósfera de confianza y seguridad es esencial. Si diéramos el uno al otro la comprensión y el apoyo, sin juzgar, sería un marco significativo en la construcción de nuestra amistad dentro del matrimonio.
La elección es tuya
Que tu cónyuge sea también tu gran amigo(a) depende mucho de ti, y de que estés emocionalmente maduro y listo para abrirte y desnudar tu alma frente a la persona amada. La clave es que ambos cónyuges confíen suficientemente en el otro para compartir sus mayores secretos y busquen apoyo incluso en las situaciones más incómodas.
Romper esa barrera de miedo y vergüenza no es fácil, pero da a la relación conyugal la oportunidad de entrar en la próxima etapa: una etapa en la que tu cónyuge es tu mejor amigo(a), la primera persona en celebrar tus mayores éxitos y secar tus lágrimas en tus mayores fracasos.