El delantero de la Juventus de Italia confiesa que va a misa los domingos y se esfuerza por llevar una nueva vida en Turín
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El portugués lleva una vida distinta incluso manifiesta su fe con mayor naturalidad. La Juventus causó escándalo por la cifra que pagó por el jugador, sin embargo, Cristiano Ronaldo ha tenido un bajo perfil. Casi nada de vida mundana. Al contrario, testimonia mucha concentración manifiesta en su proceder.
Visita hospitales y aseguró que va a misa los domingos con su novia cada vez que puede, aunque si por ahora no piensa en el matrimonio, ha confesado en una entrevista a “La Gazzetta dello Sport”.
“Voy todas las semanas a la iglesia. Soy católico y voy para agradecer a Dios todo lo que me da. No pido nada, gracias a Dios lo tengo todo, simplemente le agradezco que proteja a mi familia y a mis amigos”, ha explicado el jugador.
Lógicamente Ronaldo es uno de los deportistas más conocidos del planeta, ¿cómo hace para que nadie le reconozca? “En Turín hay muchas iglesias”, ha indicado. Cada semana va cambiando de templo, pero no falta a la misa.
Los compañeros latinoamericanos dicen en la prensa italiana que admiran su seriedad, concentración y constancia. En el vestuario dice el argentino Dybala que comparte con todos y hasta toma mate, bebida típica de algunos de sus camaradas latinoamericanos.
Entretanto, el portugués también ha explicado que sigue sin acostumbrarse a su popularidad y estatus de estrella del fútbol internacional. Ronaldo ha manifestado a la Gazzetta que su éxito y las expectativas de sus seguidores, especialmente chicos, le impiden ser perezoso y no trabajar duro.
Igualmente, Cristiano se mostró como un padre orgulloso de sus hijos, especialmente de su primogénito, Cristiano Jr.: “Conoce la presión y le gusta. Sabe que su papá es una estrella y es feliz”. De hecho, el pequeño pide a su padre que esté en casa cuando lleva a sus amigos para que puedan hacerse fotos con él.
La nueva imagen de Cristiano proyecta mayor espiritualidad, sobriedad y deseo de familia. Se puede estar de acuerdo o no con el estilo de vida del mundo del fútbol. Y aún más en desacuerdo con la parafernalia del espectáculo, los ríos de dinero y los chismes sobre la vida privada de los futbolistas.
De cualquier forma, sin idealizar las cosas, es bueno reconocer el deseo de transcendencia en Ronaldo, icono e ídolo para millones de jóvenes en el mundo.
Precisamente, el papa Francisco invita a ver las cosas buenas y positivas a nuestro alrededor: el grano en medio a la cizaña. Un joven deportista lleno de fama puede sufrir de la vulnerabilidad de no tener masa crítica a su alrededor.
La fama da a la cabeza, dice el dicho popular, pero la espiritualidad renovada de Ronaldo podría ser un signo positivo para su carrera y, quizás más adelante un testimonio en medio a un mundo que explota el ego y la ambición de sus talentos.
En Madrid su vida de lujos y éxito causó animadversión general, ahora en el presente ver las fotos de Ronaldo en una parroquia para asistir a una misa del domingo como todos los fieles, es un símbolo de qué hay algo más en el corazón de todo hombre; más grande que el súper sueldo multimillonario, el galardón del balón de oro y de vivir rodeado de modelos despampanantes.
Asimismo, megalomanía, egocentrismo, vanidad, pueden quedarse en el umbral de la puerta de una Iglesia para abrir paso al hombre nuevo que está en búsqueda de algo superior y de una felicidad verdadera.