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9 ideas para aprender de los japoneses el Kintsugi o arte de la resiliencia

KINTSUGI
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Dolors Massot - publicado el 18/02/19
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Si tienes una herida emocional, aplicar el Kintsugi te ayudará a sacar partido de la mala experiencia y salir fortalecida.Tal vez nunca hayas oído hablar del Kintsugi. Pero seguramente muchas veces has dicho o te han dicho: sé fuerte. En la cultura japonesa, la virtud de la fortaleza es algo que se valora especialmente. Indica inteligencia, señorío sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, dominio de nuestro cuerpo y de nuestra mente…

La palabra Kintsugi significa literalmente “juntura de oro”. El término se empleaba para designar el modo en que en el Japón del siglo XV arreglaban las piezas de cerámica que se deterioraban o se rompían. Hoy estas piezas se encuentran en museos, colecciones privadas o forman parte del patrimonio de una familia. Es el arte de romperse.

Recomponer un cuenco con junturas de oro embellece la pieza y dice de ella que tiene una historia digna de valorar. Así ocurre también con nuestro corazón: ¿por qué no sacar partido de las heridas emocionales y de las malas experiencias que uno ha tenido que sufrir en el camino de la vida?

El Kintsugi te enseña varios modos de aprender a ser fuerte y vivir la resiliencia como actitud ante lo que ya hemos experimentado, lo que tenemos entre manos y lo que está por venir. Descubre en esta galería o en la página siguiente qué puedes aplicarlo a tu vida para recibir beneficios:

No tengas miedo a la memoria

Cuenta, numera y ensambla las piezas de tu puzzle. Ve a tu pasado no para hacerte daño sino para ser realista y recomponerte desde ahí. Así otorgarás a cada herida la medida real que tiene respecto al conjunto de tu vida. No escondas la cabeza bajo el ala sino todo lo contrario, enfrenta el pasado como algo que forma parte de ti y que ha de servir como lección de vida.

Necesitas pegamento

En el Kintsugi original se emplea un pegamento elaborado con una mezcla de harina de trigo y de laca “urushi” (resina del árbol de la laca). Fíjate en un detalle: la resina es altamente tóxica, pero nos va a servir para algo muy positivo, que es recomponer. Aplicado a la vida de una persona con valores y con espíritu cristiano, aplica aquellas palabras de San Juan de la Cruz: “Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor”. Si en la herida emocional aplicamos perdón y amor, la sanación será de gran valor.

Dios te quiere completa

No es realista ni positivo querer enterrar una parte de tu forma de ser o de tu pasado. Piensa que tu presente y tu futuro se construyen aprovechando todo lo anterior para darle una nueva fuerza. George Sand decía: “El alma es una lira de la que hay que hacer vibrar todas las cuerdas”.

¿Tienes carencias?

En el Kintsugi es posible que uno se encontrara con que al reconstruir un objeto le faltara una parte. Entonces se puede elaborar esa pieza que falta con la harina y polvo de roca, que la endurece para que sustituya a la cerámica, porcelana o material del que está hecho el resto del objeto. El polvo de roca se llama “tonoko”. Marshal Rosenberg, autor del libro “Nonviolent Communication: A language of life” propone examinarnos para descubrir nuestras necesidades. Se trata de escoger cuál de estos valores nos llaman la atención: autonomía, celebrar la vida y el cumplimiento de tus sueños, autenticidad, creatividad, aceptación, proximidad, aprecio, honestidad, amor, comida, expresión sexual, tacto, ejercicio, diversión, risa, armonía, orden, paz, elegir tus sueños… Así sabrás qué es lo que buscas. Luego, en un rato de meditación u oración, puedes reflexionar sobre esas palabras que has elegido.

Puedes llenar vacíos con piezas de otros

En la lucha por sanar emocionalmente, es importante pensar que no estamos solos. La depresión y la tristeza a veces nos hacen pensar que nadie va a ayudarnos, que no queremos ser una carga, que no debemos molestar por algo que solo nos preocupa a nosotros… Pero esto no es así. En el Kintsugi está permitido emplear piezas que formaban parte de otros objetos. La mezcla enriquece y nos completa. Saca partido de tus amigos: a todos nos viene bien ser generosos y ayudar a los demás. Los humanos, por naturaleza, estamos hechos para necesitarnos y esta es una ocasión ideal para que esto ocurra. Pide a tus amigos consejo, un rato de conversación, tiempo para hacer un café y poder contarles tus problemas. Integra bien en tu vida a los familiares y a los amigos, y a todas las personas que te sirven de modelo por alguna razón.

Aguanta

O lo que es lo mismo en resiliencia: repite. Sé constante. Un día y otro. Cuando en Kintsugi nos disponemos a pegar una pieza, deberemos estar un tiempo sosteniendo las dos partes rotas, hasta que se seque el pegamento. Eso requiere paciencia, calma. Nos ayudará conocer el sentido de lo que estamos haciendo. Si yo sé que debo dar un paseo a diario porque eso es beneficioso para mi salud, será más fácil que lo haga.

La respiración es clave

La ciencia nos dice que el mejor regenerador celular es el oxígeno que respiramos. Él también nos ayudará a mejorar la sanación de nuestras heridas y a que llevemos una vida más ordenada y armoniosa. El orden y la armonía se logran cuando hay coordinación cardíaca. Hacer deporte y cantar son buenos colaboradores. ¿Tiene eso que ver con el Kintsugi? Aparentemente no, pero toda pieza recién pegada necesita “respirar” para que la cola se endurezca. De nuevo volvemos a insistir en otro aspecto: la resiliencia se obtiene con el tiempo, no es cosa de dos segundos.

Descansa

Tal vez por ser de procedencia japonesa pensamos que está vinculado el Kintsugi a la acción guerrera. Sí, pero también conviene tomarse su tiempo de descanso. Nadie sana si no descansa lo necesario. Necesitamos el reposo para que vuelva a nosotros la tranquilidad. Céline Santini, autora del libro “Kintsugi. El arte de la resiliencia” (Ediciones Cúpula) recomienda integrar el descanso en el proceso de sanación y de fortaleza. Así veremos tal vez el pasado con otra perspectiva, con mayor distancia más capacidad para ser positivos y mirar hacia delante. El descanso es connatural a todas las personas de todas las edades, desde el bebé hasta el anciano.

Cultiva tu singularidad

¿Sabías que algunas piezas de Kintsugi convierten esas líneas de rotura en parte de un dibujo? Con el oro puedes trazar figuras sobre el objeto e integrar las líneas del pasado doloroso. Es lo que hacen algunas personas que tras superar una dificultad o una enfermedad se convierten en conferenciantes o coaches de ese problema. Solo tú serás capaz de hablar con tanta autoridad sobre un tema que conoces de primera mano y has superado.

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