Las familias numerosas son una especie en vías de extinción
Cada vez vemos menos, y las que vemos normalmente son observadas como una rareza. ¿Quién en su sano juicio quisiera adentrarse en esa caótica aventura? Sin embargo, todavía existimos muchos que venimos de una familia numerosa y tenemos un sello que nos acompaña: son aquellas experiencias que hemos compartido y que para bien o para mal nos distinguen de los demás. Algunas de las señales de quienes forman parte de la “tribu” de las familias numerosas son estas:
- Nunca estrenaste nada: A menos que fueras el hermano mayor. No importa si son uniformes escolares, vestidos de fiesta o trajes de baño, en tu familia las piezas de vestir son usadas por tres o hasta 4 personas. Si eres de los pequeños seguramente tuviste que usar pantalones remendados, o tal vez tuviste la suerte de tener algo nuevo porque lo que usaron tus hermanos estaba ya tan gastado que no hubo más remedio.
- Eres experto en alianzas y contra alianzas: en las familias numerosas existe un delicado balance de alianzas. Un hermano es el que te acompaña en las travesuras mientras el otro es el que te acompaña a hacer deportes. Uno sirve para reír y otro para llorar. Con uno compartes habitación mientras que con otro compartes armario. Este delicado balance se va construyendo con el tiempo y te enseña que en la vida, a pesar de las similitudes o diferencias que puedas tener con alguien, siempre hay algo que puedas compartir.
- Salir de casa es toda una odisea: ¿has tratado de llegar a un restaurante y pedir una mesa para 12? Si vienes de una familia numerosa lo viviste muchas veces, y sabes también que no es tan fácil. Los viajes de vacaciones son todavía más difíciles, coordinar a tanta gente en un solo plan puede tomar mucho tiempo de organización… aunque las fotos finalmente salgan tan bonitas y el tiempo en familia merezca la pena.
- Nada es enteramente tuyo: olvídate de tener un computador para ti solo, ni siquiera una calculadora. Cuando eres parte de una familia numerosa sabes que, aunque en nombre ese artefacto sea tuyo, en la práctica lo vas a tener que compartir todo el tiempo. Ni hablar de los regalos para todos, aquellos que ni siquiera tienen dueño nominal pero que son parte de tu día a día.
- Tu familia tiene más tradiciones que un pequeño principado: la única manera de lograr que los planes familiares no sean un caos es convertirlos en pequeñas tradiciones. La noche de juegos, el desayuno de los domingos con el mismo menú, o el día de película familiar, son algunas de aquellas soluciones que encontraron nuestros padres para pasar tiempo en familia de una manera organizada y que pudieran participar todos.
- Nunca estás completamente solo: diríamos que esta es la mejor parte de formar parte de esta tribu de familias numerosas. Porque aunque siempre haya ruido, un poco de desorden y caos, sabes que siempre tienes alguien a tu lado, ya sea para consolarte, acompañarte o molestarte, y eso siempre llena el corazón.