Estos consejos pueden ser útiles para mejorar en el día a día nuestra calidad de vida y como consecuencia también la calidad de nuestras relaciones, trabajo y nuestro contexto social y familiar. Cuando gestionamos correctamente la ansiedad empezamos vivir mejor nuestra propia vida y a dar lo mejor de nosotros mismos a los demás.
La ansiedad es un mecanismo de supervivencia ante situaciones que el cerebro percibe como peligrosas. Las sensaciones corporales son reacciones normales del cuerpo, no son perjudiciales en sí mismas, un mecanismo que está preparado para “salvarnos” del peligro no puede al mismo tiempo realizarnos ningún daño. Piensa lógica y racionalmente acerca de la ansiedad sin asustarte por sentirla.
Comprender este mecanismo de la ansiedad es una buena base para aprender a gestionarla. Veamos algunos consejos.
1. Aceptar lo que está pasando sin intentar huir
Si sabes esperar el tiempo suficiente, el miedo acabará por desaparecer. Esta es la clave para poner en práctica el control de la ansiedad. Esta es la gran trampa de la ansiedad, el pretender evitarla.
¡Enfréntala, comienza a tomar el control sobre ella!
2. Respirar lenta y profundamente
Es aconsejable utilizar la respiración para relajarse física y mentalmente e ir tomando el control de la situación. Si respiras pausadamente te ayudará a equilibrar el organismo y recuperar las energías necesarias para hacer frente a tu día a día.
3. Interpretar correctamente las cosas y situaciones
Elimina los pensamientos negativos potenciando siempre una actitud positiva ante la vida. Esfuérzate por querer seguir adelante y saber que lo qué piensas influirá en cómo te sientes, solo por eso, piensa bien y te ayudará a sentirte bien.
Quizás no puedas elegir lo que te ocurra pero si puedes decidir cómo reaccionar frente a ello.
4. Hablar y expresar los sentimientos
Cuando intento explicar a mis pacientes cómo combatir la ansiedad de una forma efectiva, uno de los aspectos fundamentales es que deben exteriorizar sus sensaciones, sus miedos. Como ocurre con una olla a presión, necesitas válvulas de escape; si no le quitas la válvula para que suelte la presión llega un momento en el que explota.
Expresa cómo te sientes a menudo, no esperes a estallar, cuenta tu malestar cuando éste aun sea de baja intensidad.
5. Aprender a ser asertivo
Busca constantemente el equilibrio entre los demás y tú. Tienes derecho a decir lo que piensas sin condicionarte por lo que pueda pensar la gente. Siéntete tú mismo, respetando siempre a los demás. Tienes derecho a tener tus propias ideas e ideales.
6. Vivir lentamente
Aprender a vivir más despacio. Evita el exceso de ocupación, el día solo tiene 24 horas. Organízate y prioriza en aquellas tareas verdaderamente importantes. Delega en otras personas, evita acumular tareas y no te responsabilices de lo que corresponde a otros.
7. Descansar y realizar actividades que te gusten
Dedica tiempo suficiente a descansar y a tener las suficientes horas de sueño. El cuerpo humano necesita reponer energías día tras día.
El descanso es necesario para darle un respiro a nuestra mente.
El estado anímico es un equilibrio entre los aspectos negativos que tenemos a lo largo del día, preocupaciones, obligaciones, etc. y aquellas actividades que nos resultan agradables: dar un paseo, charlar con amigos, pintar, hacer manualidades, etc.
Realizar actividades que resulten agradables para la persona, no resultan solo una afición sino una necesidad, todos necesitamos dedicar tiempo a actividades que nos hagan sentir bien. Además de mejorar nuestro estado anímico, sirven de ayuda para sentirnos menos ansiosos, pues son momentos donde nuestro estado interior es más favorable.
8. Estar activos físicamente
El ejercicio físico elimina el exceso de activación de la ansiedad y favorece la relajación muscular. Pero no solo hacer deporte puede ayudarnos a sentirnos menos ansiosos, también realizar actividades que requieran movernos, como puede ser caminar, pasear, jugar con los niños, planear actividades, etc.
La pasividad alimenta la ansiedad.
9. Cuidar la alimentación
Lo que comemos y cómo lo comemos tiene una influencia directa en nuestros estados de ánimo, realizar dietas equilibradas y variadas. Esto mejorará tanto la salud física como el bienestar emocional.