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‘Vivir’, o cómo apurar los últimos tragos de la vida

VIVIR
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José Ángel Barrueco - publicado el 18/12/18
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Introducción al clásico de Akira Kurosawa En la primera mitad de esta celebradísima película de Akira Kurosawa, “un escritor de novelas baratas” le dice al protagonista: El deber de todo hombre es disfrutar de la vida. No hacerlo es ir en contra de la voluntad de Dios. Ese novelista, que coincide con Kanji Watanabe en un bar donde también sirven comidas, logra reflexionar al respecto tras mantener una conversación con aquel, un hombre enfermo de cáncer, ya en estado casi terminal. El escritor también le dice: Los hombres somos tontos. Sólo nos damos cuenta de lo bella que es la vida cuando nos enfrentamos a la muerte. Y aun así son muy pocos los casos en los que eso sucede. Algunos mueren sin saber lo que es la vida.

Esas pocas frases resumen el meollo de este clásico de 1952: la historia de un oficinista gris, dormido e incapaz de ejercer acción y de manifestar emociones, que ha vivido como si estuviera muerto o anestesiado por la rutina, hasta que un día le diagnostican un cáncer de estómago y es consciente del escaso tiempo que le queda para intentar ser feliz, hacer algo de provecho, dejar huella… en definitiva: apurar la vida hasta las heces y darse cuenta de que vivir no sólo supone respirar.  

Hace poco hablábamos aquí de Yo confieso como llave para introducirse en la obra de Alfred Hitchcock y luego ir descubriendo algunos de sus títulos según las apetencias y los gustos de cada cual. Hoy nos detenemos en otro clásico, el cineasta japonés Akira Kurosawa, quien fue un experto en servir obras maestras. Y Vivir puede ser una apertura ideal para aquellos que aún (quizá por edad) no se hayan aventurado en su cine. Ikiru (Vivir) no contiene la grandilocuencia de Ran, ni el violento impacto de Trono de sangre, ni la complejidad narrativa de Rashomon: es, por así decirlo, un largometraje más fácil, más asequible, pero esencial para aventurarse en el drama de un hombre normal y corriente que descubre la vida cuando sólo le quedan un par de tragos de la misma. 

Tras el mazazo que supone el diagnóstico, ese oficinista gris decide entonces faltar a su empleo en una kafkiana oficina de administración donde en realidad nadie hace nada salvo pasarle la pelota al de al lado, y donde nada resuelven a los ciudadanos que van a quejarse de las aguas contaminadas o de la falta de un parque para los niños del barrio; decide meterse en tabernas para beber, aunque eso le fulmine el estómago enfermo, y así conversar con alguien; decide tratar de comunicarse con su hijo; decide divertirse junto a una compañera de trabajo, acudiendo ambos al cine, a ferias, a restaurantes… Y luego, con una determinación firme y desconocida por él mismo hasta entonces, regresa a su despacho para zanjar los asuntos pendientes enterrados en montañas de papel. Uno de sus súbditos le dice que eso es imposible y él responde: No, no si realmente se está dispuesto a hacerlo. 

En Vivir, además de la siempre elegante dirección de Kurosawa, es de suma importancia el trabajo de su protagonista, Takashi Shimura, cuyo rostro contiene innumerables matices de la tragedia que su personaje afronta: dolor, culpa, miedo, alegría, tristeza… Su gestualidad es propia del cine mudo, cuando los actores y las actrices debían mostrar sus emociones sin el auxilio de las palabras. 

Cuando el filme ha agotado sus primeros 90 minutos, Kurosawa nos sorprende con un golpe maestro: sabemos que falta alrededor de una hora de metraje y entonces nos introduce, mediante un flashforward, en el velatorio por la muerte de Watanabe. Lo que sigue entonces es la rememoración de quienes le conocieron: los hombres (familiares y compañeros de su empleo) que tratan de comprender los últimos meses de aquel hombre que, de la noche a la mañana, cambió de actitud. Los hombres que, pese al ejemplo de Watanabe, cometerán el mismo error que él. Hombres que se habrán olvidado de cómo vivir. 

 

Ficha Técnica

Título original: Ikiru

País: Japón

Director: Akira Kurosawa

Guión: Akira Kurosawa, Shinobu Hashimoto y Hideo Oguni

Música: Fumio Hayasaka

Género: Drama

Duración: 143 min.

Reparto: Takashi Shimura, Nobuo Kaneko, Kyôko Seki, Makoto Kobori, Kumeko Urabe, Yoshie Minami, Miki Odagiri

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