En el mundo laboral cada día es más necesario integrar lo técnico con lo emocional, lo intuitivo con lo científico, en definitiva, lo femenino y lo masculino.
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La energía de lo femenino no tiene que ver solo con el género. Es una energía que da prioridad al mundo interior, a lo que se siente. Es una fuerza que tiende a la integración, ve las cosas como un todo, genera contextos protegidos, predispone a conectarse con los demás y a estar presente con el otro de una manera atenta, que nutre.
Por otro lado, la energía masculina se manifiesta en las acciones que buscan resultados, se orienta a lo individual, es una energía altamente enfocada y orientada a un fin. Y es tremendamente valiosa. Nos ha ayudado durante siglos a alcanzar el progreso. Desarrolla la capacidad de concretar lo que tenemos en la imaginación, ayuda a cerrar y abrir negocios, a competir, a resolver y a dirigir. La energía masculina crea los límites y ayuda a encontrar un equilibrio entre dar y recibir.
En las organizaciones nos encontramos frecuentemente con que no basta ser un profesional técnicamente impecable para tener una buena relación con los que nos rodean; donde las habilidades emocionales se requieren para generar cambios y mantener un clima laboral satisfactorio. Entonces se requiere integrar lo técnico con lo emocional, lo intuitivo con lo científico… En definitiva, lo femenino y lo masculino.
Existen organizaciones que ven la necesidad de tener jardines infantiles cerca de los lugares de trabajo, de desarrollar planes de dedicación de tiempo a las familias de los empleados y programas de coaching para mejorar la comunicación, el liderazgo o el trabajo en equipo.
La naturaleza de lo femenino y lo masculino es estar integradas. Requerimos las dos fuerzas en momentos de nuestras vidas, dependen la una de la otra, se complementan y se dan lugar mutuamente. Por eso, tener solo una a nuestra disposición, causa desequilibrios, y puesto que no son opuestas sino parte de nosotros, nuestro gran trabajo es conocerlas para poder expresarlas. En presencia de ambas energías y talentos, una organización puede conseguir resultados satisfactorios al mismo tiempo que demuestra una voluntad concreta de cuidar de las personas.
Beneficios de la integración entre el hombre y la mujer en el contexto del trabajo
Las cualidades femeninas de la intuición, sensibilidad y conexión están siendo muy apreciadas, tanto individualmente como colectivamente. El poder de escuchar lo femenino en la organización puede cambiar la manera como se pueden enfrentar situaciones técnicas o adaptativas. Y para eso se requiere tener espacios de auto-conciencia. Se trata de mirar cómo hacemos lo que hacemos dentro de la organización buscando siempre lograr el mejor equilibrio posible.
Por eso, los programas que apunten a la mentoría en las organizaciones, al coaching individual y a los trabajos colectivos donde toda la organización esté disponible para crear lugares que sostengan la presencia e integración del hombre y de la mujer, están sembrando en su interior los mejores criterios de eficacia y sostenibilidad.