La Chinita solo anda sobre los hombros de estos servidores marianos venezolanos en liquiliqui
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Además de cargar sobre sus hombros a la Chinita, venerarla y servir de custodios, también propagan la veneración mariana. Nacieron el 6 de diciembre de 1901, cuando el párroco de la basílica, José María Soto, después de la tradicional Procesión de la Aurora, hizo un llamado a todos quienes quisieran servirle a la Chinita y ser sus custodios.
Hoy, la Sociedad Religiosa Servidores de María es la agrupación juvenil y adulta más numerosa. Celebran su ceremonia de juramentación en la que prometen, en el marco de una solemne Eucaristía, dar testimonio del compromiso con Cristo.
Los postulantes llegan muy temprano en la mañana con sus padres; visten pantalón, franela y zapatos blancos. Sostienen entre sus manos el liquiliqui (*1) del mismo color, el quepis(*2) azul, las medallas de pecho y de quepis, el porta nombre y las yuntas(*3).
Cada 18 de enero la Basílica recibe a los aspirantes para iniciar su preparación que culmina la segunda semana de octubre, tiempo en el que además de estudiar la palabra de Dios, reciben instrucción sobre el arte de llevarla en hombros. Luego de nueve meses de preparación espiritual y formativa, los nuevos servidores marianos logran afianzar su devoción.
La sociedad está dividida en tres grupos o categorías atendiendo la estatura de sus integrantes; los de mayor estatura o grupo 1, está conformado por 38 servidores; el grupo 2 de mediana estatura está formado por 40 servidores; y el grupo 3 de los servidores de baja estatura está integrado por 44 personas. Esta conformación atiende a los titulares, pero cada grupo está constituido por 135 personas entre 18 y 70 años.
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Ochocientos hombres integran esta centenaria sociedad religiosa que viste de liquiliqui blanco impoluto y mantiene la misión de cargar la sagrada y venerada reliquia, que hace 306 años se le apareció a la señora María Cárdenas en una pequeña tablita que recogió a orillas del Lago de Maracaibo mientras lavaban su ropa.
Los Servidores de María tienen su sede en la Basílica Nuestra Señora de la Chiquinquirá y San Juan de Dios, ubicada en el casco central de Maracaibo -la capital del Estado Zulia en Venezuela- iniciando su labor desde el momento en que deciden trasladar el retablo milagroso con la imagen de la Virgen Morena desde la calle El Milagro en el barrio El Saladillo, hasta el Templo de San Juan de Dios.
Testimonios
Argenis Vílchez lleva 15 años sirviéndole a la Virgen María en su advocación de Chiquinquirá, y ha manifestado consecuentemente que experimenta sentimientos encontrados al cargar a la Chinita, que junto a su trono, el relicario, la corona, los arreglos florales y el mesón, llega a pesar una tonelada, un peso que inexplicablemente se le hace liviano.
“Se nos hace pesada al levantarla, pero sucede algo celestial e indescriptible, porque ella se hace liviana y sentimos que es ella quien nos carga en sus brazos, así como cargó a Jesús”, expresó emocionado Vílchez.
Cuenta que siempre siente respuesta de ella a sus necesidades, así como lo sintió con su madre a quien ama más allá de su desaparición física. “El amor a la madre nunca termina, por ello los Servidores de María nos quedamos por siempre cumpliéndole a Dios y a su madre hasta que nos llamen”, aseguró.
Los marabinos –los oriundos de la capital del estado- también llaman a la Virgen “La Dama del Saladillo”, el popular barrio donde la Virgen se manifestó a través de la famosa tablita.
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Un compromiso de siglos
Desde el desde el 6 de diciembre de 1901, Los Servidores cuidan, veneran y acompañan a la Chinita. Se convirtieron en los pies de la Patrona del Zulia ante su pueblo. Albañiles, pulperos y plataneros figuraron entre sus primeros integrantes. Los socios vistieron primero trajes color beige pero, a mediados del siglo pasado, cambiaron su vestimenta por el impecable liquiliqui blanco.
Debajo y a los lados del mesón donde trasladan a la Virgen, se viven sentimientos encontrados y los cargadores se confiesan invadidos de paz. Participan 44 hombres: ocho esquineros, cuatro internos (debajo del mesón) y cuatro externos situados en número de dos por cada esquina del mesón; 16 arrrequintos (8 internos y 8 externos) situados en los laterales, frente y parte trasera del mesón, en razón de cuatro por cada lado y 20 hombres más, repartidos en 5 a los lados, en el frente y atrás del mesón. No todo el trayecto lo cubre un solo equipo, durante la procesión se hacen relevos cada 100 a 120 metros.
Hablan su propio lenguaje
A lo largo de la procesión los Servidores usan términos como “Cojan el paso”, que se refiere al desplazamiento en forma de vaivén semejante a los marullos (olas) del Lago, de izquierda a derecha y viceversa; “Relevo”, que indica el cambio de grupo al cumplir el trayecto; “Cuarto”, que es el giro lento a izquierda o derecha sobre el propio eje del mesón.
Asimismo “Punta y Talón”, referente al movimiento, que es responsabilidad de los esquineros y que se realiza al hacer el Cuarto; “Venia”, que es el acto de saludo de la Virgen a su pueblo y donde los Servidores de la parte posterior permanecen firmes, mientras los de el medio y delante se inclinan y el “Golpe de cintura”, que es el desplazamiento de la Patrona chiquinquireña frente a su feligresía.
Felices de servir a La Chinita
El presidente de estos queridos guardianes de la Patrona zuliana, Jorge Vílchez, destaca que el servicio a la Chinita es una manera humilde de agradecer a María su amor. “Tenerla cerca es sublime. Se acelera el corazón, late fuerte de puro amor y la tonelada que llevamos —que incluye el peso del trono, el Relicario, la corona, los arreglos florales y mesón— pasa a ser como una nube liviana. Y lo único que sentimos es cómo se hincha el corazón de orgullo por poder llevarla con su gente, esa que la clama, que le canta, que le ora”, destaca Vílchez.
“Definitivamente, quien llega a esta Iglesia, de corazón, con fervor y fe encuentra paz y cambia. Estoy feliz de ser servidor de María, de llevar en mi hombro a mi Chinita amada. Cada vez que piso su Basílica es una bendición para mi vida. Sé que Ella me bendice”, dice el servidor Gerardo Rincón.
Cada año se incorporan por cientos, entre hombre jóvenes y niños. Generación tras generación, las familias aportan nuevos servidores. Es un verdadero espectáculo ver a esos pequeños, empinándose altivos enfundados en su imponente uniforme blanco idéntico al de sus mayores, esperando muy orondos el momento en que pasarán a convertirse, en toda regla, en Servidores de María.
Advocaciones marianas en América Latina:
(*1) Traje típico venezolano
(*2) Gorro o teresiana
(*3) En México se conocen como mancuernas y en España, gemelos. El término yunta es de origen latín unctus, que significa “juntos”. Es el enlace que se usa, en lugar del botón, para cerrar los puños de las camisas.