A los católicos se nos anima a visitar los cementerios, especialmente en el mes de noviembre, un mes tradicionalmente dedicado a las almas del purgatorio.
Se presenta una oportunidad para visitar las tumbas de familiares y amigos difuntos durante un tiempo, cuando el mundo natural experimenta su propia “muerte” con el cambio estacional del otoño al invierno en el hemisferio norte.
Además, se concede una indulgencia, aplicable solamente a las almas en el purgatorio, para los fieles que visiten con devoción un cementerio y recen por los difuntos en noviembre.
La indulgencia es plenaria cada día desde el 1 hasta el 8 de noviembre; en otros días del año es parcial.
Todo ello nos recuerda nuestra propia muerte y que un día seguiremos el mismo destino.
Es un buen tema espiritual sobre el que meditar, ya que puede devolver súbitamente nuestra vida espiritual a su apropiado cauce, inspirándonos a usar el tiempo que nos queda de vida para vivir unidos al amor misericordioso de Dios.
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En una visita a un cementerio, hay unas pocas cosas que recordar.
1. El cementerio es “terreno sagrado”
La Iglesia siempre ha tratado el tema de la muerte con el máximo de los respetos y el cementerio es el lugar donde esta creencia se ejerce con más claridad.
Cuando se crea un cementerio católico nuevo, el obispo (o a veces un sacerdote designado por él) acude a bendecirlo y santificar la tierra donde serán enterrados los muertos.
El obispo camina por todo el cementerio rociando por el suelo agua bendita.
Esto crea una atmósfera sagrada en el cementerio, el cual debería respetarse como el lugar de oración que es.
Cuando un católico es enterrado en un cementerio público o no católico, un sacerdote bendecirá su tumba, haciendo de ella también “terreno sagrado”.
2. R.I.P. es una oración
Esta abreviatura se encuentra con más frecuencia en cementerios antiguos y quiere decir, en latín, Requiscat In Pace, es decir, descanse en paz (D.E.P., como también se ve en cementerios de hispanohablantes), aunque las palabras latinas en realidad son parte de una oración más larga por los difuntos.
℣. Requiem æternam dona ei, Domine
℟. Et lux perpetua luceat ei:
℣. Requiescat in pace.
℟. Amen.
℣.Concédeles el descanso eterno, Señor,
℟. y que brille para ellos la luz perpetua.
℣. Descanse en paz.
℟. Amén.
3. Los cementerios nos recuerdan la Resurrección y la segunda venida de Jesucristo
El este es la dirección del amanecer y naturalmente está asociado con varios elementos de la simbología cristiana.
El este se consideró primero como una imagen de Cristo, la “luz del mundo”, y la dirección de su Segunda Venida.
El amanecer se asoció también con la Resurrección, ya que está escrito en los Evangelios que Cristo se alzó de entre los muertos al alba.
Los cementerios se orientaban también de manera tal que los enterrados miraran al este, listos para el encuentro con Cristo cuando viniera de nuevo.
4. Cuidar de una tumba es una Obra de Misericordia Corporal
Una de las Obras de Misericordia Corporales es “enterrar a los muertos”, lo cual incluye normalmente el mantenimiento de la tumba.
Aunque los trabajadores del cementerio tienen ciertas responsabilidades, a menudo depende de los familiares y amigos el depositar flores en la tumba y mantener la lápida limpia de suciedad y musgos. Consulta en tu cementerio local cuáles son las normas para colocar flores en la lápida.