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Si queremos acabar con la obesidad, aprendamos de los japoneses

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María Eugenia Brun - publicado el 27/10/18
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Los japoneses muy adelantados en el modo de combatir la obesidadSan Juan Bosco encontró en la educación la solución para muchos jóvenes con vidas muy complicadas. Quizás la educación nutricional pueda ser también el camino para el gran problema de la obesidad que padece el mundo de hoy.

El problema se agrava cada vez más. El número de niños y adolescentes entre los 5 y los 19 años con obesidad se ha multiplicado por 10 en los últimos 40 años. Hemos pasado de 11 millones de niños obesos en 1975 a los 124 millones en 2016, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Japón es nuestra esperanza. Es uno de los países con las más bajas tasas de obesidad, tan solo un 3,5% de obesidad entre la población adulta. Esto se debe a que encontraron la solución mediante leyes dispuestas para combatir el sobrepeso y la obesidad.

Una de esas leyes es la Ley Metabo enfocada a la población adulta. Exige a todas las empresas medir la circunferencia de la cintura a sus empleados y ésta ha de debe ser menor a 94 centímetros para el hombre y 80 centímetros para las mujeres. Si sobrepasan esos valores se les ha motivar a hacer más ejercicio en sus tiempos libres, antes o después de la hora del almuerzo y ofrecerles el espacio físico para ello.

Para la infancia, hace 18 años (en 2005) comenzó a aplicarse la Ley Básica del Shokuiku, “shoku” significa comida, dieta y “iku”, que no es otra cosa que educación intelectual, moral y física orientada a promover hábitos dietéticos saludables e informar a los estudiantes sobre la cadena alimentaria, la procedencia y la producción de los alimentos, desde los primeros años preescolares hasta secundaria. 

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KPG_Payless – Shutterstock

¿En qué consiste?

Dentro de la formación académica obligatoria hay un lugar destacado para la Educación Nutricional, con un profesor nutricionista. El propósito de esta asignatura es promover la salud corporal y mental de todos los niños, a través del conocimiento de los alimentos y sus combinaciones, de una alimentación equilibrada y responsable. 

Desde pequeños todos los niños por igual pueden aprenden qué, cómo, cuándo, cuánto y por qué comemos, así como también comer de forma saludable, enseñarles a elegir, a comprar, a cocinar y a comer.

  • Cuentan con un Programa de Almuerzo Escolar (SLP), que ofrece un menú uniforme, equilibrado nutricionalmente, supervisado por nutricionistas. El mismo incluye alimentos básicos, plato principal, acompañamiento, bebida y postre. El programa está disponible en:
  • Educación nutricional, como una asignatura obligatoria más en su currículo educativo, dictada por nutricionistas profesionales. 
  • Se hace especial hincapié en el consumo de productos locales, ecológicos y por ende más económicos, así como también en reducir el desperdicio de alimentos.
  • No hay tiendas ni máquinas expendedoras de comida dentro de las escuelas.
  • Se compromete a todos los sectores, niños, escuela y familia.
  • Se promueve una cultura social alrededor de la comida: los niños ayudan a preparar y repartir la comida en el colegio, ayudan a poner la mesa, el mantel, se sirven unos a otros aprendiendo a medir y ser equitativos y comen juntos en la clase. 

Esta forma de aprendizaje, además es otra manera de trasmitirles valores, preparan en sus hogares sus comidas (algo sencillo), de manera que coman algo rico, nutritivo, y elaborado por ellos mismos.

Aprende a valorar el alimento y agradecer por tenerlo, para ello cuando consumen algún vegetal o producto local se invita al agricultor al colegio para mostrarles cómo los cosecha y así le den las gracias por ese producto.

 

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KPG_Payless – Shutterstock

¿Será una alternativa inteligente y aplicable en otras sociedades para combatir este problema de salud y modificar a largo plazo los hábitos alimentarios de la población?

Sí, es esencial desarrollar políticas e intervenciones apropiadas y efectivas para reducir los problemas de alimentación y nutrición generados por el aumento de comidas, desordenadas y desequilibradas, que promueven al desarrollo del sobrepeso, la obesidad y otras enfermedades y en donde la población más vulnerable y afectada son los niños.

Este modelo educacional puede ser un buen comienzo, ya que el ámbito escolar es un lugar donde los niños pasan muchas horas del día y es ideal para promover la salud, a través del conocimiento de los alimentos, sus posibles combinaciones, ayudar a desarrollar la capacidad de elección más apropiados de acuerdo a cada persona y su situación. Es una forma de llevar una alimentación equilibrada y responsable, algo que no solo se verá reflejado en lo más pequeños sino también en los adultos a largo plazo. 

A su vez, es importante la combinación de intervenciones, en nutrición, en el fomento de la actividad física, junto con la restricción al acceso a la comida “basura” de muy baja calidad nutricional . ¡Puede ser un gran paso!

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