La veneración de la Virgen María ha estado presente en el cristianismo desde sus tiempos primigenios. En las catacumbas romanas ya aparecieron imágenes que representaban a María con su Hijo y poco a poco fue extendiéndose por la Europa cristiana hasta alcanzar unos de los momentos de máximo esplendor en los siglos medievales.
La emperatriz Pulqueria fue una de sus principales defensoras. Con su devoción a la Virgen, contribuyó a expandir la fe mariana.
Aelia Pulqueria, nacida en el año 399, no estaba destinada a reinar pero terminó controlando los entresijos del poder durante años.
Hija del emperador Arcadio y su mujer Eudoxia, y nieta de Teodosio el Grande, Pulqueria y su hermano, de nombre también Teodosio, quedaron huérfanos de padre y madre en un breve periodo de tiempo cuando ambos eran unos niños.
El Imperio Bizantino quedaba en manos de Teodosio II, que no pasaría a la historia por sus dotes como gobernante, papel que asumió su hermana Pulqueria.
Una nueva gobernante
Desde el primer momento, Pulqueria demostró ser una mujer capaz de ostentar el cargo de regente de su hermano y posteriormente el de emperatriz de pleno derecho. Además de sofocar revueltas y frenar el avance de distintas herejías, ella trabajó duro para ayudar a los más necesitados; abrió casas de beneficencia y fundó conventos. Así como apoyó el desarrollo de la ciencia, el arte y la cultura y se ganó el respeto y el reconocimiento del pueblo y de los altos dignatarios.
Profundamente religiosa, Pulquería hizo un solemne voto de castidad y se volcó en la devoción a la Virgen María a la que consagró varios templos que ella mismo haría construir en Constantinopla.
Varias reliquias e imágenes traídas de Tierra Santa ayudaron a difundir un culto que sería imparable y se extendería por todo el orbe cristiano en siglos posteriores.
Una cran católica hasta el final
En el año 450 fallecía su hermano Teodosio II y nadie dudó de que Pulqueria debería ostentar el título de Augusta convirtiéndose en emperatriz de Bizancio.
Poco tiempo después, en 451, contrajo matrimonio con Marciano, un general que aceptó formar parte de un matrimonio místico en el que respetó la virginidad de su esposa.
Juntos participaron el mismo año de su matrimonio en el Concilio de Calcedonia donde hicieron frente a la herejía del monofisismo, una corriente que defendía la naturaleza divina de Jesús pero no la humana. Ellos trabajaron intensamente en la construcción de un imperio más justo y en el que se venerara la ortodoxia cristiana.
Cuando Pulqueria falleció en el año 453, su pueblo lloró sinceramente la muerte de aquella emperatriz que terminaría siendo elevada a los altares santificada por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa.