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¿Quienes son los obispos chinos que podrán visitar la tumba de san Pedro y participar en el Sínodo? 

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 27/09/18
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Después del Acuerdo Provisional firmado entre la Santa Sede y Pekín, el papa Francisco envío un mensaje dirigido a los católicos en China y esperanzador para los fieles del mundo 

Invitados por el Papa Francisco dos obispos chinos participará en el próximo Sínodo dedicado a los jóvenes (3-28 octubre 2018), uno de los primeros pasos visibles del acuerdo firmado entre la Santa Sede y Pekín el 22 de septiembre de 2018, según informó a la prensa y difundido en varios medios internacionales, Wang Zuo’an, director de la Administración estatal para asuntos religiosos (SARA) y confirmado por el Secretario del Sínodo, el cardenal Lorenzo Baldissieri, el 1 de octubre de 2018.

Gesto que no es cosmético, como se temían algunos retractores. Más de cinco décadas han pasado para que los obispos del gigante asiático visitaran las tumbas de San Pedro y San Pablo en Roma. Ahora se espera la llegada de los obispos Giovanni Battista Yang Xaoting y Joseph Guo Jincai, quien ha regresado a la comunión eclesial.

Desde el 25 de enero de 1959 cuando Juan XXIII anunció la apertura del Concilio Vaticano II, se esperaba recibir a los obispos de la ‘nueva China’ en la sede de Pedro. Pero, el entonces presidente del Partido Comunista de China, Mao Zedong, preparaba la lucha ideológica que lanzó oficialmente el 16 de mayo de 1966 contra aquellos que consideraban enemigos del comunismo y del partido. La Revolución cultural mezclaba persecución, clandestinidad y sufrimiento para los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles en comunión con Roma y daba espacio a las ordenaciones ilegítimas. 

Sin éxito, Juan Pablo II invitó a los obispos de China para participar en el Sínodo de 1998 (Mattia Duan Yinming y Giuseppe Xu Zhixuan, obispos de Wanxian) y Benedicto XVI hizo igual para el evento sinodal de 2005 (Antonio Li Duan de Xi’an, Aloysius Jin Luxian de Shanghái, Giuseppe Wei Jingyi Qiqihar y Lucas Li Jingfeng de Fengxiang). Los obispos no recibieron el permiso debido a que no existía un acuerdo firmado con la Santa Sede, a pesar de los llamados de los papas a mantener ‘relaciones de amistad’. 

La República Popular de China, de hecho, siempre ha considerado al Papa un líder extranjero usurpador de su autonomía en materia de organización de la nación y, por ende, de la manera cómo viven la religión, regulada por el estado, la población.  

Luego de diez años de esfuerzos diplomáticos al final del túnel se ve una luz. Francisco aseguró que el Acuerdo Provisional tiene como único objetivo: “llevar a cabo los fines espirituales y pastorales que le son propios (a la Iglesia); es decir, sostener y promover el anuncio del Evangelio, así como el de alcanzar y mantener la plena y visible unidad de la comunidad católica en China”. 

Una vez más, el Papa reafirmó la convicción del diálogo puesta por sus últimos dos predecesores que iniciaron el camino del Acuerdo Provisional y que “significa conocerse, respetarse y “caminar juntos” para construir un futuro común de mayor armonía”. 

Mensaje a los católicos chinos y a los jóvenes

La noticia del viaje a Roma de los dos obispos chinos es un paso significativo para que el Acuerdo Temporal se convierta sucesivamente en permanente, además de ser un ‘voto de confianza’ recíproco y el sínodo asimismo sea una oportunidad para crear mayor unidad en la diversidad involucrando a nivel de decisiones en la Iglesia Universal a pastores provenientes de una tierra milenaria y protagonista de los cambios culturales en acto de la mundialización y que afectan a los jóvenes.

Francisco advierte a los jóvenes chinos: “Muchas son las tentaciones de hoy: el orgullo del éxito mundano, la cerrazón en las propias certezas, la supremacía dada a las cosas materiales como si Dios no existiese. Vayan contracorriente y permanezcan firmes en el Señor”.

Precisamente, en el mensaje a los católicos chinos y a la Iglesia universal (26.09.2018), el Papa recordó que la celebración del Sínodo de los Jóvenes, también es una invitación para que ellos colaboren en la construcción del futuro de su País “con los dones personales que han recibido y con su fe joven”.

“Les animo a llevar a todos, con su entusiasmo, la alegría del Evangelio”. Además, les instó a acoger como “guía segura al Espíritu Santo” y no tener  “miedo” de escuchar la voz del Señor que les pide “fraternidad, encuentro, capacidad de diálogo y de perdón, y espíritu de servicio, a pesar de tantas experiencias dolorosas del pasado reciente y de las heridas todavía abiertas”.

El temor y la esperanza

En China existe el temor de las consecuencias de esta apertura. No obstante, es esperanzador el Acuerdo Provisional porque ha traído como consecuencia que el Papa Francisco haya cancelado la excomunión de los siete obispos oficiales que fueron ordenados sin el mandato pontificio. Y el segundo aspecto por destacar es que el Vaticano ha decidido constituir la diócesis de Chengde, sufragánea de Beijing, cuya jurisdicción pasará a manos del obispo Guo Jincai, que ha regresado a la comunión eclesial.

Según los últimos datos de la Santa Sede, en la nueva diócesis hay cerca de 25.000 católicos, distribuidos en 12 parroquias, en las que prestan servicios pastorales 7 sacerdotes, unas diez religiosas y algunos seminaristas.

¿Quienes son los obispos chinos que participarán en el Sínodo? 

Giovanni Battista Yang Xaoting, 54 años, fue ordenado sacerdote de Zhouzhi en 1991. Estudió en Italia a partir de 1993 y obtuvo el doctorado en Sagrada Escritura en la Universidad Urbaniana en 1999. De 2000 a 2002 siguió estudiando en Estados Unidos, en donde se licenció en Sociología. Fue nombrado por el Papa Benedicto XVI coadjutor de Yan’an en 2006, enseñó en el seminario de Xi’an desde 2002 hasta que fue consagrado obispo el 15 de julio de 2010 con el mandato pontificio y con el reconocimiento del gobierno. 

El obispo fue el primer sacerdote chino que obtuvo un doctorado en una Universidad Pontificia después de los años setenta. En marzo de este año, el obispo Yang participó en Roma en la Conferencia Internacional: “Cristianismo en China. Impacto e inculturación”, promovida por la Facultad de Misiología de la Pontificia Universidad Gregoriana.

Joseph  Guo Jincai, de 50 años, nacido en Chengde y Secretario general de la Conferencia de los obispos chinos, organismo sin reconocimiento de la Santa Sede, estudió en el seminario de Hebéi hasta 1992. El nuevo obispo de Chengde fue ordenado sin mandato pontificio en noviembre de 2010. La ordenación episcopal, la primera administrada ilegítimamente a partir de 2006, se llevó a cabo a pesar de los reclamos de la Santa Sede.

Guo Jincai es uno de los siete obispos canónicamente legitimados y que han vuelto a ser recibidos en la comunión plena por el Papa Francisco. La Iglesia de Roma ahora espera se “pueda comenzar un nuevo camino que permita superar las heridas del pasado realizando la plena comunión de todos los católicos chinos”.

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