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Los 3 monasterios de la Ruta del Císter en Cataluña

VALLBONA

Vista de Vallbona de les Monges.

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Dolors Massot - publicado el 10/08/18
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Poblet, Santes Creus y Vallbona de les Monges son una joya de la arquitectura europea medieval. La visita es un viaje en el tiempo a los tesoros del silencio. Entre los imprescindibles del turismo religioso y cultural en Cataluña se encuentra la Ruta del Císter, un genuino triángulo de monasterios cistercienses en las provincias de Tarragona y Lleida. Son Poblet, Santes Creus y Vallbona de les Monges. 

Hablamos de un viaje en el tiempo de cerca de mil años, hasta la Edad Media, al que puede llegarse tomando diversas rutas. La del caminante es el GR175. Miles de personas procedentes de los puntos más diversos del mundo la recorren cada año, algunos de ellos como parte del Camino de Santiago que desciende por Francia, los Pirineos catalanes, Barcelona y Montserrat.

Poblet, joya de la Europa monástica

Poblet es el más importante de los tres monasterios y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1991.

El monasterio de Poblet cuenta todavía hoy con comunidad de monjes formada por 30 varones. Fue creado en el año 1150 (Císter en 1098).

Las tumbas reales de Aragón

Fue panteón de la Casa Real de Aragón desde finales del siglo XIV hasta su extinción en el siglo XV. Allí están enterrados en la Capilla Real (una espléndida obra de arquitectura y escultura) los restos de Juan II el Casto, Jaime I el Conquistador, Pedro IV el Ceremonioso con sus tres esposas -María de Navarra, Leonor de Portugal y Leonor de Sicilia-, Juan I el Cazador con sus dos esposas -Marta de Armagnac y Violant de Bar-, Fernando I de Antequera y su esposa Leonor, y Juan II junto a su segunda mujer, Juana Enríquez.

Todos los sepulcros están labrados con minuciosidad y constituyen algo similar a un encaje en piedra.

En 1835 Poblet sufrió la desamortización de Mendizábal, por la que todos los bienes le fueron confiscados a la Iglesia y quedó sin culto. Sin embargo, en 1940 unos monjes italianos regresaron al enclave y desde entonces sigue viva la vida monástica, llena de oración, de vocaciones y de vigor intelectual. Resulta simpático leer en la web del monasterio, junto a los horarios de visitas y la oferta cultural, una pestaña donde dice: “Quiero ser monje”.

La Biblioteca ocupa hoy el antiguo espacio que los monjes tenían como Scriptorium. El fondo bibliográfico es muy importante sobre todo para estudiosos de Historia y cuenta siempre con investigadores.

En la visita, la mirada del viajero no puede perderse el impresionante retablo de alabastro obra de Damià Forment. Es un prodigio de la escultura religiosa del siglo XVI.

En los últimos veranos se viene celebrando el Festival de Música Antigua, bajo dirección escénica del famoso Jordi Savall. Este fin de semana, precisamente, tendrán lugar los conciertos de esta edición 2018.

SANTES CREUS

Josep Renalias – (CC-BY-SA-3.0)

Nave central de Santes Creus.

Santes Creus

La abadía de Santes Creus fue levantada en el siglo XII, concretamente data de 1158. Fue también reposo de los restos de los monarcas de la Corona de Aragón hasta que Pedro III decidió su traslado a Poblet.

Puede verse, sin embargo, el trabajo escultórico de lo que durante un tiempo fue panteón, así como los arcos góticos hermosamente labrados.

Por desgracia, en la actualidad no cuenta con comunidad religiosa que lo habite, aunque está restaurado y la visita (creada con nuevas tecnologías) logra transmitir un recuerdo fiel de la vida monástica medieval.

Vallbona de les Monges

La Ruta del Císter se completa con la visita a Vallbona de les Monges, donde todavía reside hoy una comunidad de religiosas. Para la aplicación de la regla de San Benito y su principal lema “ora et labora”, las religiosas trabajan hoy en actividades de mucho detalle, como la digitalización de partituras musicales antiguas.

La noticia más antigua sobra este monasterio es de 1153, aunque se tiene constancia de que con anterioridad habían vivido allí agrupaciones de ermitaños.

La mujer en la Edad Media

Para quien tenga sospechas acerca del trato que recibía la mujer en la Iglesia de la Edad Media, Vallbona aporta datos históricos como que disponía de escuela monacal con Scriptorium. Allí las religiosas cultivaban la gramática, la liturgia, la caligrafía, la miniatura y la música.

La visita a este monumento obliga a detenerse en el claustro, mezcla de románico y gótico, así como la sala capitular y la tumba de la reina Violante de Hungría (de la Corona de Aragón).

Destacan dos imágenes de la Virgen: la de la Misericordia, hecha en terracota y situada en la Sala Capitular, y la del Claustro, en piedra.

Tierra de buen vino

La Ruta del Císter es generosa con el viajero. A cada paso encuentra buena gastronomía, puesto que esta zona de Cataluña se caracteriza por el buen vino, el aceite de oliva y los frutos secos, así como el pan y la repostería.

Muchas bodegas permiten la visita del público y las comarcas del Alt Camp y Conca de Barberà (dos de las tres que conforman la Ruta) tienen denominación de origen para proteger sus vinos.

Además, la geografía presenta numerosos vestigios de pueblos medievales y castillos, que en esta área más bien fueron casas fortificadas y que han resistido el paso del tiempo desde la invasión musulmana. Montblanc es uno de esos pueblos: vale la pena un paseo por la muralla del siglo XII y por la iglesia de Santa María.

 

 

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