Algunos beneficios de este método de meditación que busca desarrollar la “conciencia plena”
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Vamos a adentrarnos en un tema apasionante que te puede cambiar la vida, o mejor dicho, la perspectiva que tienes para afrontar tu propia vida.
Con frecuencia vivimos nuestra cotidianidad con el piloto automático. Es algo natural, porque nos habituamos a nuestra rutina y a hacer las cosas de manera automática porque repitiéndolas empezamos a hacerlas sin pensar. El ser conscientes de nuestra existencia y de los momentos que estamos viviendo nos ayudará a descubrir la enorme potencialidad y valor de nuestra existencia.
Hablando en términos generales, en las diversas culturas se tiende a darle un cierto valor a la actividad mental como medio para activar nuestros pensamientos para resolver problemas.
Sin embargo, es menos común encontrar en los diversos sistemas de educación el estudio para la comprensión de los mecanismos mentales del cerebro. Por esto mismo podemos encontrarnos con frecuencia en situaciones de automatismos, donde nos movemos por rutinas sin ser plenamente conscientes de la vida que estamos desarrollando.
Mindfulness se presenta como una práctica eficaz para detener la actividad mental y disfrutar del momento presente con mayor conciencia.
¿En qué consiste?
Mindfulness puede definirse sencillamente como “la capacidad de prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación”.
En la práctica lo que experimentas es una conexión muy estrecha contigo mismo, con tu cuerpo, con tu mente y con tus emociones. Al practicar mindfulness te ves a ti mismo desde otra perspectiva, como si fueras un observador que ve todo cuanto acontece en ti y en tu entorno, de modo que te haces más consciente de lo que sientes, piensas y actúas.
Algunos beneficios de la mindfunlness
La revisión de miles de publicaciones científicas demuestran que mindfulness mejora el bienestar mental y físico, y ayuda a las personas a gestionar mejor el estrés y las tensiones de la vida cotidiana, a gestionar mejor incluso el dolor físico y psíquico.
Los beneficios a nivel neurológico son muy positivos tal y como dicen los últimos avances en neurociencia, produciendo una mayor capacidad para alinear tus pensamientos y sentimientos con cualquier propósito que tengas en la vida.
Veamos algunos:
- Evita los estados de ansiedad fruto de las preocupaciones pasadas y futuras.
- Evitamos que la imaginación nos aleje del presente o intensifique el ansia por algo que existe solo en nuestra mente.
- Nos ayuda a ser más observadores para apreciar cada momento.
- Nos ayuda a no reaccionar de manera impulsiva ante los acontecimientos.
- Nos ayuda a reducir la reacción emocional ante el dolor.
- Nos ayuda a mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida.
- Mejora la memoria de trabajo, la creatividad, la capacidad de concentración y la velocidad de reacción.
- También mejora la resistencia y la capacidad de recuperación.
- Nos ayuda a desarrollar la inteligencia emocional.
- Es un potente antídoto contra la ansiedad, el estrés, la depresión, el agotamiento y la irritabilidad.
- Es de gran ayuda para reducir comportamientos adictivos y autodestructivos.
Mindfulness no es meditación cristiana
Es una práctica que tiene un vínculo muy estrecho con la meditación aunque no hay que confundirla con la meditación cristiana del creyente. La mindfulness nos puede ayudar a tener una vida de oración más serena y provechosa, pues predispone a la reflexión.
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Pero la dimensión espiritual de la fe no es fruto de la mindfulness y no hay que confundir los términos.
La mindfulness busca sobre todo un equilibrio interno en nuestra persona. El salto hacia la fe y la espiritualidad no es un mero resultado de nuestra concentración, sino un don precioso que ciertamente podremos también apreciar más si nos esforzamos por crear un clima de atención y escucha interior.
En este sentido, mindfulness puede ser un medio eficaz para aprender a intensificar nuestra vida de oración.