Un libro explora las conexiones entre Mafalda y el Evangelio, ¿qué tiene que ver esta niña con el Evangelio?Mafalda, el personaje que el humorista argentino Quino creó en 1964, encarna a una niña de clase media, progresista, contestataria, rebelde, pacifista y enfadada que no entiende el mundo de los mayores.
Muy bien. ¿Y qué tiene que ver este niña impertinente con el Evangelio?
El escritor Marco dal Corso acaba de publicar en italiano un libro que explora las conexiones entre Mafalda y el Evangelio en un libro que se titula así, El Evangelio según Mafalda (Il Vangelo secondo Mafalda, www.claudiana.it).
“Escuchando a Mafalda y la actualidad de su pensamiento, también el pensamiento religioso se pregunta sobre el problema de la pobreza”, explica del Corso. “Cuando la pobreza se manifiesta como empobrecimiento, como proceso de exclusión, entonces… con Mafalda aprendemos a combatirla”.
Un mundo que no encaja
Desde 1964 hasta 1973 se publica la tira de Mafalda en la prensa argentina, hasta pasar a ser un personaje muy amado en otros lugares, también en Europa. Los amigos de Mafalda son Felipe, Guille, Manolito, Susanita… y con ellos comparte la visión perpleja ante un mundo que no le encaja.
Para el autor, Mafalda es alguien que no permite que ante la pobreza la religión espiritualice, sino que la obliga a actuar: “Ningún mensaje espiritualizante podrá evitarlo, y es preciso dar nombre a las cosas y desenmascarar la pobreza: es injusticia”.
No evadirse de la realidad
La sociedad de la competición y no de la colaboración lleva a una perversa exclusión social. Mafalda lo sabe y lo denuncia y “ayuda al pensamiento religioso a no evadirse de la realidad”.
Leer hoy a Mafalda no puede ser un ejercicio nostálgico sino que como dijo Umberto Eco, “en Mafalda se reflejan las tendencias de una juventud inquieta, que asumen el aspecto paradójico del disenso infantil, de un excema psicológico de reacción a los mass media, de una urticaria moral a la lógica de los bloques”.
De Corso ve en la mirada impertinente de Mafalda cómo se conjugan con “la pasión por la justicia y la predilección por los pobres”, un carisma útil y fecundo ante la globalización excluyente. Este autor es profesor en el Instituto Teológico Interprovincial San Bernardino y ha escrito otros volúmenes sobre la hospitalidad, el diálogo interreligioso e incluso sobre Biblia y fútbol.