Hallazgos sorprendentes: ser mayoría no garantiza llegar a la cima
Tal vez hemos leído demasiado sobre el tema, pero las desigualdades en la carrera académica entre hombres y mujeres tienen efectos más complejos de lo que suele contemplar la literatura sobre el tema. Al menos es lo que se concluye a partir de un artículo publicado en la revista Dados de Brasil. Los hallazgos de un trabajo de tesis de la socióloga Marilia Moschovich y de su tutora, la profesora, Ana María Fonseca de Almeida, de la Facultad de Educación de la Universidad de Campinas, son de gran interés.
Al analizar datos de docentes de ambos sexos, las revelaciones fueron elocuentes: aunque las mujeres sean mayoría en determinada área del conocimiento, no necesariamente las impulsa para cumplir sus metas más altas. Las docentes, siendo ellas mayoría, tienen menos posibilidades de llegar a la cúspide que los profesores de carreras como Lingüística, Medicina y Educación. Si se trata de carreras como Ingeniería, Mecánica y Agrícola, donde ellas son franca minoría, allí tienen más chance.
En el mercado laboral, las barreras impuestas a las mujeres en los campos de ejercicio profesional y en lo que respecta a los salarios pueden medirse y reflejan mayor apertura para los varones. Es la razón básica por la cual muchas mujeres optan por la carrera académica antes que por el mercado de trabajo corporativo. No obstante, se verificó en la investigación que el mundo académico “no es necesariamente menos competitivo o favorable para las mujeres”, señaló Ana María de Alameida, quien además se desempeña en un cargo de responsabilidad en otra universidad. Es algo notorio por lo cual los investigadores no se explayan mucho en el punto.
Lo que sí resultó interesante es el tema de la velocidad de ascenso en la carrera. Las mujeres, en Brasil, son mayoría entre los nuevos doctores. Ya para el 2008 eran el 51,5% de los titulados en el país. En las universidades públicas la proporción es menor, pero hay un sólido 45% de mujeres entre los docentes. No obstante, los obstáculos para las mujeres van aumentando en la medida en que la carrera académica se torna más competitiva.
“Algunos sostienen que esas diferencias son reales, que son el producto del modo tardío en que las mujeres ingresaron en la carrera académica, y que esa realidad está modificándose en las nuevas generaciones. Pero la verdad es que no se trata tan solo de un problema generacional”, es el análisis de Elizabeth Balbachevsky, docente de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la USP.
Hay todo un debate en estos momentos cuyo centro es las políticas públicas destinadas a promover la igualdad en las universidades de diversos países del continente. En Estados Unidos, por ejemplo, se discute sobre la ampliación del período de prueba para las mujeres. La estabilidad es otro de los obstáculos. Comparativamente, hay ventajas en relación con países europeos y en Australia, donde las mujeres encuentran dificultades para negociar ascensos y remuneración de forma tan eficiente como los hombres. En Brasil es una variable sin mucha incidencia pues los sueldos para ambos sexos están definidos por ley, son idénticos y las reglas de promoción aplican a todos por igual.
La constatación principal del estudio en cuestión es clara: las mujeres sufren desventajas. Nunca una mujer ha podido ser rectora de la Unicamp, “lo que demuestra –según Almeida- lo difícil que es para las docentes el acceso a cargos que acumulen mayor poder universitario”. No así en Venezuela, donde importantes universidades y decanatos son ejercidos por mujeres desde hace bastante tiempo atrás.
Aún así, los estudios en Brasil y otros lugares de América muestran con claridad que la presencia de mujeres en una carrera no tiene relación directa con sus posibilidades de ascenso en la misma. La originalidad del trabajo consultado reside en que muestra el modo en que las culturas de diferentes disciplinas inciden tanto en la incorporación de las mujeres al mundo académico como en sus respectivas carreras.
“Hay una tendencia a afirmar –acota Balbachevsky- que las ciencias duras son difíciles para las mujeres y las humanidades, más amigables. Los datos revelan que eso no es precisamente así”. En efecto, uno de los datos relevantes indica que el trabajo muestra el nivel de competencia dentro de la carrera académica en Brasil. La competencia existe, eso se nota en una universidad de investigación y puede variar de acuerdo al perfil de cada disciplina”, precisa para terminar.
NOTA: Con información de la revista Pesquisa, de la Fapesp (Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de Sao Paulo)