Protagonista de una costumbre poco común entre deportistas uruguayos Ese año, Uruguay no clasificó al Mundial de Alemania 2006, pero la esperanza y la fe se mantuvo intacta hasta el final. En eso tuvo mucho que ver el extécnico de la selección uruguaya de fútbol Jorge Fosatti, un hombre que hizo posible algo para nada común entre jugadores y deportistas uruguayos.
En aquel entonces, durante el camino de las Clasificatorias o Eliminatorias, Fosatti llamó la atención por una costumbre particular: nada más ni nada menos que acudir junto a algunos integrantes de la selección a rezar al santuario de la Virgen de Lourdes en Montevideo, un lugar inmerso en una zona periférica y humilde, antes de los partidos.
Uno de los momentos más recordados es la previa al choque por la penúltima fecha contra Ecuador, en Quito, en octubre de 2005, instancia clave para la aspiración de Uruguay de llegar al Mundial al menos a través de un repechaje. Aquel día varios integrantes del plantel junto al técnico interrumpieron la concentración para acudir a la Gruta de Lourdes.
El partido, que se jugó días después, terminó empatado 0 a 0, pero le dio a Uruguay un nuevo respiro para seguir en carrera y hacer realidad el sueño mundialista, algo que a la postre no pudo ser y se viera frustrado en la repesca contra Australia.
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“La fe es algo muy importante para mí”, expresaba Fosatti a la hora de explicarle a la prensa el porqué de su singular actitud.
Es que en Uruguay, un pequeño país al sur del continente americano, donde más de 100 de profunda secularización generaron que de alguna manera el fútbol se transformara en la “religión oficial”, el testimonio de Fosatti genera ruido y curiosidad.
“Yo soy católico”, decía Fosatti tiempo después en declaraciones a Teledoce al momento de profundizar su fe, alguien que también se confiesa devoto de la Virgen de Lourdes y que solía acudir a las celebraciones religiosas con su familia a la parroquia que lleva su mismo nombre en el barrio Malvín, zona residencial de la capital.
“¿Va a misa y todo?”, le preguntaba una atónita periodista. “Sí, pero no soy ningún ejemplo de nada. No porque vaya a misa o porque tenga otro tipo de hábitos quiere decir que yo sea mejor que nadie. Conozco muchas personas que ni saben, pero desde mi punto de vista son mucho más cristianas que yo, porque sus actitudes en la vida son de cristianos. Yo tuve la gracia de recibir instrucción católica”, señala un hombre que también se dice admirador del cura Mateo Méndez, un salesiano vinculado, entre otras cosas, a proyectos sociales enfocados en los más vulnerables.
“¿Me tendría que dar vergüenza decir que le agradezco a Dios por lo bueno que nos pasa? Yo no le pido nunca para ganar, le pido para que podamos hacer bien nuestro trabajo”, prosigue.
“Con la selección, por ejemplo, nos juntábamos una vez cada tanto y teníamos por hábito ir a la Virgen de Lourdes (…) Eso fue una iniciativa de los jugadores, iba el que quería. Había jugadores que no iban y punto. Era una actividad más”, agregó en aquella oportunidad un hombre que también se destacó por su labor en equipos de Ecuador (Liga de Quito), Danubio, Rivel Plate y Peñarol de Uruguay, además de otros como Colón (Argentina), Cerro Porteño de Paraguay y hasta la selección de Catar.
Actualmente, Fosatti está de regreso en Uruguay dirigiendo una vez más a River Plate. En septiembre de 2019 fue entrevistado por la plataforma digital de Iglesia Católica de Montevideo (ICM) para hablar sobre el fútbol, la fe y la familia. En un diálogo extenso con Camilo Genta Fosatti volvió a ser contundente: “Nada podemos hacer sin la ayuda de Dios”.
Ver aquí entrevista completa y video extracto donde habla sobre su fe, el padre que se consideraba ateo y el rol de su madre, muy devota de la Virgen.
Con lenguaje llano y directo, así se encargaba Fosatti de dar cuenta de sus actitudes y sus creencias en diversos medios de comunicación. Su pasaje como DT de Uruguay no logró saborear la gloria, pero dejó un legado más allá de lo deportivo, un ejemplo que va más allá de las canchas y que tiene que ver con las personas y la necesidad de trascendencia.
Los años han pasado y desde Sudáfrica 2010 –luego de varios tragos amargos y duras eliminaciones- la selección uruguaya volvió a decir presente en un Mundial (en este último caso de Rusia 2018 de forma directa y casi sin sobresaltos).
Es por eso que en momentos en que la selección uruguaya vuelve a lucir a nivel internacional con estrellas como Luis Suárez o Edinson Cavani también es bueno no olvidar a hombres como Fosatti, quienes entregaron lo mejor de sí y dieron un férreo testimonio de que nunca hay que bajar los brazos. Y que a la larga “elevar los ojos al cielo” también tiene su recompensa, aunque muchas veces eso sea algo que nada tenga que ver con un partido de fútbol.
(Actualizado febrero 2020)
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