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Cristianos en Myanmar sufren trato similar a Rohingya

KACHIN CHRISTIANS
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John Burger - publicado el 08/06/18
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El recrudecimiento actual de las medidas contra el movimiento por la independencia de Kachin pone a la Iglesia en una posición difícilLas Naciones Unidas y el Gobierno de Myanmar han firmado un pacto con vistas a iniciar el proceso de repatriación de algunos de los cientos de miles de musulmanes rohinyás que huyeron de las brutales medidas militares del año pasado, informó National Public Radio.

Aunque parece haber amainado la persecución de la minoría musulmana, hay informes de que Myanmar, también conocida como Birmania, trata con dureza a su población minoritaria cristiana.

Los rebeldes de la región de Kachin en Myanmar, en su mayoría cristianos que viven en la zona montañosa al norte del país, dicen que una de cada ocho personas de su población ha sido desplazada, según informa Sky News.

Alex Crawford, corresponsal de Sky News, afirmó haber encontrado “pruebas preocupantes de una segunda campaña genocida” en Myanmar, y apunta a que las autoridades birmanas se habrían envalentonado por la falta de una fuerte respuesta internacional a la primera campaña genocida, contras los rohinyás.

Los kachines, que viven en una zona fronteriza con China y la India, llevan luchando por su autodeterminación desde que Birmania lograra la independencia de la Commonwealth británica en 1948. “A lo largo de las décadas han formado un ejército efectivo, conocido como Ejército para la Independencia de Kachin (KIA) y un órgano administrativo denominado Organización para la Independencia de Kachin (KIO)”, escribe Crawford.

Miles de personas han muerto en bombardeos y ataques ejecutados por militares de Myanmar, unos ataques que han incrementado sustancialmente desde enero después de que las mismas fuerzas pasaran meses expulsando a los rohinyás del oeste del país.

Las fuerzas nacionales han estado empleando helicópteros y artillería pesada para bombardear las posiciones rebeldes kachines.

Miles de civiles han quedado atrapados en la espesa jungla y huyeron varias veces para escapar de los ataques.

Un grupo de civiles con los que Crawford habló describieron ataques sobre o cerca de civiles que se habían refugiado en campamentos para personas desplazadas, que salpican toda la región.

“Por desgracia, la historia no es nueva”, afirmó Daniel Mark, presidente de la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF), “aunque quizás el ejército ha incrementado la intensidad”.

Cada año desde 1999, el USCIRF ha recomendado que el departamento de Estado de EE.UU. designe a Myanmar como “país especialmente preocupante”, por sus violaciones de las libertades religiosas. “Las violaciones de la libertad religiosa perpetradas tanto por actores estatales como no estatales en Birmania han tenido un impacto profundo, duradero y negativo sobre las múltiples comunidades religiosas”, manifestaba un informe de USCIRF de diciembre de 2016 sobre Myanmar. “El poder perdurable y constitucionalmente arraigado de los militares y la elevación del budismo como religión estatal de facto son factores clave para comprender las violaciones de libertad religiosa que afectan en la actualidad a las comunidades cristianas en Birmania”.

El informe afirmaba que el Ministerio de Cuestiones Religiosos y Cultura, los ministerios gestionados por el ejército de Cuestiones Fronterizas y de Interior, y el ejército mismo son responsables directos de violaciones de la libertad religiosa:

El ejército ocupa habitualmente iglesias y cita a congregaciones enteras para interrogatorios. Tropas del Tatmadaw (ejército birmano) han profanado, dañado y destruido iglesias. El ejército continúa perpetrando graves violaciones de los derechos humanos con casi total impunidad, incluyendo agresiones sexuales en instalaciones eclesiásticas y tortura a pastores, trabajadores de la iglesia y civiles comunes. Hasta la fecha, aproximadamente 120.000 personas se han visto forzadas a huir.

Más de 60 iglesias cristianas han sido destruidas en el Estado birmano de Kachin desde que el largo alto el fuero se rompiera en 2011, según el grupo activista británico por la libertad religiosa Christian Solidarity Worldwide. El obispo Francis Daw Tang de la diócesis de Myitkyina en el Estado de Kachin contó a la agencia de noticias Fides que 7.000 cristianos pertenecientes a la minoría étnica de Kachin se han visto obligados a abandonar sus hogares debido a la escalada de violencia entre el ejército birmano y los rebeldes kachines.

“A principios de abril, el ejército birmano empezó a atacar la región en la frontera con China”, contó el obispo Tang a Fides a mediados de mayo. “Muchas aldeas fueron atacadas y la población empezó a huir. Muchos han quedado atrapados en la jungla durante al menos tres semanas, sin comida ni libertad de movimiento, porque son sospechosos de colaborar con los rebeldes”.

En una “Carta a la Población” publicada el 24 de mayo, líderes religiosos reunidos en el foro “Religiones por la Paz”, dirigido por el cardenal Charles Maung Bo, tomó nota de “la creciente hostilidad y el enorme desplazamiento de personas en los Estados de Kachin y Shan, con un mayor debilitamiento del proceso de paz y reconciliación”.

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