Las Hermanas del Buen Samaritano emitieron un comunicado en el que piden perdón luego que trascendiera el testimonio de la exreligiosa Consuelo Gómez sobre abusos recibidos La Iglesia chilena es golpeada nuevamente con una nueva denuncia de abuso sexual. Consuelo Gómez, exreligiosa de las Hermanas del Buen Samaritano, relató su testimonio a EMOL.com (plataforma web de diario El Mercurio) donde dice que en el año 2000 la congregación la envió a España.
“Ahí sí que el trabajo era de verdadera esclava, por ejemplo a las novicias que no se les asignaban turnos de noche, no tenían derecho a descansar durante la tarde. Tenía que estar, en todo momento, ocupada con una tarea. De lo contrario eran retos, retos y más retos“, cuenta.
“Yo fui abusada sexualmente por una monja en España, que también era chilena y superior a mí, varias y repetidas veces. Y todos sabían y me hicieron callar. Me hicieron sentir a mí que era culpable de todo. Pero ahora comprendí que esta es una historia que yo viví, que es mía, y que no soy la única”, dijo por primera vez a un medio de comunicación.
Así también la exreligiosa que además de las tareas misioneras y de cuidado, a las novicias les correspondía hacer labores de aseo y mantención del convento, incluyendo preparar las comidas. Por todo su trabajo, y a pesar de la existencia de una especie de contrato con la congregación, asegura, nunca recibió ninguna paga, ni para gastos personales.
Por otra parte, comentó que lo más complicado fue el control que recibían sobre con quien hablaba fuera del convento así también con las visitas que recibía y que debía comunicárselo a su superiora.
En el año 2013 fue destinada a la Nunciatura Apostólica, donde tuvo ocasión de contarle todo lo que había pasado a Monseñor Ivo Scappolo, nuncio en Chile, así lo relata a Emol.com. “El nuncio fue comprensivo. Me enviaron al psiquiatra, que sin mayores palabras se dio cuenta de la depresión severa y del trastorno de estrés postraumático que tenía producto de lo vivido en España, de estar guardando todo por más de diez años”, afirmó.
Ante esta denuncia realizada a través de un medio de comunicación la Congregación de las Hermanas del Buen Samaritano emitieron una declaración pública donde piden perdón y reconocen que conocían loe hechos relatados por Consuelo, pero que sus actitudes y medidas no estuvieron a la altura de la gravedad de los hechos.
También dan a conocer que la Madre General, Patricia Ibarra Gómez, ha tomado una serie de medidas, que incluyen la instrucción de una investigación canónica para revisar las situaciones denunciadas. También se ha tomado contacto con el Consejo Nacional de Prevención de Abusos y con la Comisión Diocesana de Prevención para abordar adecuadamente estas situaciones tan terribles y dolorosas, y se trabajará un protocolo de prevención de situaciones abusivas de toda índole.
La Iglesia chilena sigue siendo golpeada con nuevas denuncias de abusos de distinto índole, pero no hay que olvidar que el Papa Francisco en el documento que entrega a los obispos chilenos en Roma les dice que “estamos aquí con la conciencia de ser pecadores-perdonados o pecadores que quieren ser perdonados, pecadores con apertura penitencial”.
“Y en esto encontramos la fuente de nuestra alegría. Queremos ser pastores al estilo de Jesús herido, muerto y resucitado. Queremos encontrar en las heridas de nuestro pueblo los signos de la Resurrección. Queremos pasar de ser una Iglesia centrada en sí, abatida y desolada por sus pecados, a una Iglesia servidora de tantos abatidos que conviven a nuestro lado. Una Iglesia capaz de poner en el centro lo importante: el servicio a su Señor en el hambriento, en el preso, en el sediento, en el desalojado, en el desnudo, enfermo, en el abusado…”, agrega.
Es allá donde debe caminar la Iglesia en Chile y no olvidar que hay muchos sacerdotes, consagrados, consagradas, diáconos que trabajan día a día en el servicio en el hambriento, en el preso, en el sediento, en el desalojado, tantos otros.