Una docena de grandes empresas chinas utilizan sensores para monitorizar la vida emocional de sus empleados en tiempo real. Una manera de aumentar su productividad, dicen los empleadores.Bienvenidos al mundo de la transparencia total, mucho más allá de la visión de George Orwell. Depresión, tristeza, rabia, estrés, fatiga, excitación… ¡Todas las emociones que sientan los empleados a partir de ahora son detectables en tiempo real por sus empleadores!
En efecto, una docena de empresas chinas, entre ellas empresas de transportes, empresas de logística y empresas del sector energético, ya han instalado este inédito sistema de vigilancia. Utilizando un casco con sensores cerebrales, conectados directamente a la inteligencia artificial de un ordenador, controlan la actividad emocional de sus empleados.
¿Del ‘open space’ al ‘open brain’?
Un paso adicional por parte del Gobierno para controlar mejor a su población, además de una mayor vigilancia de Internet. Por no mencionar que el país se jacta de poder encontrar a una persona entre una multitud de decenas de miles gracias a la videovigilancia y el reconocimiento facial.
Según los autores del programa financiado por el Gobierno, este control emocional debería fomentar la productividad. “Un empleado demasiado sensible en un puesto clave puede afectar a toda una cadena de producción”, explica al South China Morning Post el profesor Jin Jia, implicado en el desarrollo de este nuevo.
“Cuando el sistema detecta un problema, el gestor pide al empleado que se tome un día libre o que trabaje en una posición menos crítica. Algunas posiciones requieren una concentración significativa y no tienen ningún margen para el error”, precisa.
Esta tecnología financiada por el Gobierno chino revela cruelmente la ausencia de una ley que limite el uso de este tipo de sistemas en China. Lamentablemente, las cuestiones de la privacidad y la explotación de los datos sobre las emociones de las personas no aparecen en ningún debate.