Un encuentro nacional que representa un auténtico tiempo de renovación lejos del descontrol Del 25 al 27 de mayo tendrá lugar en Rosario el II Encuentro Nacional de Juventud, al que asistirán más de 15.000 jóvenes de todo la Argentina. Una generación tuvo que pasar para que pueda volver a realizarse este encuentro de jóvenes católicos argentinos, tras el primero organizado en Córdoba en 1985.
“Con vos renovamos la historia”, proclama el lema de una propuesta que ha movilizado a miles que se desplazan desde cientos de kilómetros de distancia, tras meses de ahorro y preparación.
Con un ardiente fervor apostólico, ganas de compartir, de escuchar, de conocer, de salir, han ido partiendo los grupos desde distintas diócesis, en general tras una misa de envío. En tiempos en los que mucho se hace por redes, donde el viaje parece relegado a las vacaciones, los jóvenes católicos argentinos vuelven a regalarse un encuentro.
No como módulo de otra convocatoria pastoral, no como una parte de una jornada de otro tema, no como algo propio de un movimiento o realidad eclesial particular, o por regiones, o solo para responsables… un encuentro de ellos, para ellos, y en cuya organización están ellos, de todo el país, compartiendo su diversidad que se expresa también en lo eclesial.
“En este tiempo vertiginoso de cambios, debemos detenernos, compartir y escuchar a los otros”, expuso el padre Gustavo Antico, secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de Laicos y Familia durante la conferencia de prensa de lanzamiento. “Queremos descubrir cómo vivimos la fe desde los distintos puntos del país y que los chicos compartan la vida e intercambien la manera de trabajar”, explicó Juliette Marún, de la Arquidiócesis de San Juan.
El encuentro corona meses de preparación. Desde Catamarcara, por ejemplo, expresaron: “Es un acontecimiento de mucha alegría porque vamos como diócesis, todos juntos. Es un trabajo que venimos haciendo desde hace seis meses organizándonos para que puedan participar chicos del interior y de Capital”.
En los ejes sobre los que se estructuran los días, “fascinar”, “escuchar”, “discernir”, “convertir”, serán jóvenes con jóvenes buscando renovar su propia historia, la historia de la pastoral de juventud, y también la argentina. “Lío organizado”, dicen, llevando algo de “paz” a la Iglesia que desde todas las diócesis buscó brindar apoyo a los jóvenes peregrinos.
La frescura renovadora ya se percibe en la comunicación y la presentación de las propuestas. Pero no renuevan solo los canales, los formatos de los mensajes, los lenguajes. De esto lo hay, y muy bueno, a la altura en términos de calidad de las Jornadas Mundiales de la Juventud. se renueva ante todo el fervor, el anhelo de protagonismo en la pastoral que tenga como opción preferencial a los jóvenes.
Son días de jóvenes en la Argentina, pero no días de descontrol. Son días de Iglesia en salida.