Si ves que tu mente se pone a divagar durante la oración, prueba con estoA menudo, rezar puede ser difícil, en especial cuando rezamos en casa. Hay innumerables cosas que pueden distraer nuestra atención y que nos dejan con la duda de si nuestro tiempo de oración ha merecido la pena.
Hay muchos tipos diferentes de distracciones durante la oración y cada uno necesita su propia solución. Por ejemplo, mientras que algunas distracciones pueden ser de inspiración divina, otras son simplemente distracciones humanas y requieren cierta atención para desecharlas fácilmente.
En particular, una forma en que podemos reducir las distracciones durante la oración es colocarnos en un lugar que fomente la oración.
Al lugar en que rezamos se le conoce a menudo como ‘oratorio’. La palabra ‘oratorio’ viene del latín ‘orare’, que significa ‘rezar’ y se utiliza más habitualmente en referencia a una capilla pequeña.
La localización más común de un laico para rezar es en su hogar. La mayoría no tenemos una iglesia o una capilla al otro lado de la calle o no podemos darnos el lujo de detenernos diariamente en una iglesia. Esto implica que la oración personal se realiza con más frecuencia en el hogar.
Los principales desafíos de rezar en el hogar son permanecer concentrados y entrar en una disposición de oración. No es fácil rezar estando sentado en el sofá y mirando a la televisión apagada o con los juguetes de los niños esparcidos por todo el suelo alrededor de ti.
Por eso es importante dedicar una parte de tu casa, apartamento o habitación a la oración. Lo más común es que se le denomine “rincón de oración” e incluso el Catecismo de la Iglesia Católica recomienda esta práctica.
Para la oración personal, el lugar favorable puede ser un “rincón de oración”, con las Sagradas Escrituras e imágenes, para estar “en lo secreto” ante nuestro Padre (cf Mt 6, 6). En una familia cristiana este tipo de pequeño oratorio favorece la oración en común. (CIC 2691)
Un “rincón de oración” puede ubicarse físicamente en un rincón de una de tus habitaciones o simplemente un lugar que de algún modo esté algo más separado del ajetreo de la vida hogareña. En realidad, las opciones son interminables y la única limitación es nuestra creatividad.
Los cristianos orientales mantienen esta tradición creando un “rincón de los iconos” en su hogar para la oración privada y familiar. Colocan varios iconos en un rincón de la casa, creando así un espacio sagrado en cualquier habitación donde se encuentre.
Cuando se planea dedicar una parte concreta de tu casa a la oración, es apropiado llenarla de varios artículos religiosos. Podrían ser varias piezas de tu obra de arte religiosa favorita, velas que enciendas cada vez que reces o incluso incienso que llene la casa de un aroma espiritual.
Sea como sea, lo fundamental es poner intención. Piensa en ello como una manera de invitar a Dios a tu hogar y dedicar una parte específica de tu casa a la oración con Él. De este modo, puedes reducir algunas de las distracciones que experimentes mientras reces y centrarte en Dios, en vez de en la pila de colada delante de ti.