Habla con Aleteia el padre Zollner, miembro de la Comisión Pontificia para la protección de Menores
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Según el padre Hans Zollner, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores (1), la crisis de los abusos sexuales en Chile podría ser paradójicamente beneficiosa.
¿Cómo mide usted la importancia de la decisión de los obispos chilenos de presentar su renuncia al Papa?
¡En la historia de la Iglesia, nunca ha ocurrido antes que toda una conferencia episcopal haya puesto su cargo en manos del Santo Padre! No se trata de una sola persona, ni siquiera de varias, sino del conjunto de la jerarquía de una Iglesia local, que acepta el reto de llegar hasta el fondo de la cuestión. Esto es lo que el Papa escribió en su carta a los obispos: no basta con un cambio de apariencia moviendo esto o aquello, hay que descubrir las raíces del problema.
Entre los casos precedentes de esta magnitud, ¿la comparación con Irlanda bajo el pontificado de Benedicto XVI le parece pertinente?
Juan Pablo II llamó a los obispos estadounidenses a Roma en 2002 [después del escándalo de los abusos sexuales; ndlr], Benedicto XVI habló con todos los obispos irlandeses en 2010. Esto significa que no es la primera vez que el episcopado de un país se convoca de esta manera. Pero por primera vez –y esto es único en el caso actual– todos los obispos sin excepción expresaron una toma de conciencia: la necesidad de un cambio radical, a nivel estructural, sistémico.
En el fondo, ¿dónde cree usted que se encuentra el mal?
Una de las raíces es sin duda lo que el Papa ha denunciado tantas veces en sus homilías y en varios documentos sobre Chile: la pérdida del sentido de servicio por parte de sacerdotes y obispos, el hecho de sentirse autorizados a un trato especial. También en el endurecimiento de los corazones, que pone la reputación y el poder por encima de la realidad del sufrimiento y la angustia de los necesitados.
¿Qué decisiones hay que tomar, qué acciones son necesarias para reformar la Iglesia en Chile, en términos de la purificación y renovación exigidas por el Papa?
Acabamos de celebrar Pentecostés. El Espíritu del Señor siempre actúa de formas nuevas y nos sorprenderá una vez más, ¡de eso estoy seguro! Ha habido tantas crisis en la Iglesia. La fe enseña que no podemos salvarnos por nosotros mismos, ni tampoco la Iglesia. El Maestro de la historia y de la Salvación es Dios. A nosotros nos toca aprender de nuevo a dejarnos interpelar por el Evangelio, a convertir nuestro corazón, para que estos acontecimientos nos acerquen más al Señor. Y hacer que la Iglesia sea más creíble y auténtica. Estoy convencido de que uno de los elementos esenciales para este fin es escuchar las voces de las víctimas de abusos. Me conmovió personalmente el testimonio de personas profundamente heridas, que compartieron su camino de pasión, cruz y resurrección.
Entrevista realizada por Aymeric Pourbaix
(1) Dirige también el Centro para la Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma.