Pasajes contundentes de la misiva entregada en Roma para afrontar la terrible crisis que afronta la Iglesia en ese país.
La carta que el Papa Francisco entregó el 15 de mayo a los obispos chilenos en el Vaticano, que ahora se ha filtrado, constituye el documento más duro de sus cinco años de pontificado.
Recogemos aquí algunas de sus frases más contundentes con las que el Papa analiza las causas de la terrible crisis que afronta la Iglesia en ese país.
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✍︎ “Lo que sí podemos observar es que la Iglesia [en Chile] que era llamada a señalar a Aquél que es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn. 14,6) se volvió ella misma el centro de atención. Dejó de mirar y señalar al Señor para mirarse y ocuparse de sí misma”.
✍︎ “Mesianismo, elitismos, clericalismos, son todos sinónimos de perversión en el ser eclesial”.
✍︎ “Queremos pasar de ser una Iglesia centrada en sí, abatida y desolada por sus pecados, a una Iglesia servidora de tantos abatidos que conviven a nuestro lado”.
✍︎ “Muchas veces podemos caer en la tentación de una vivencia eclesial de la autoridad que pretende suplantar las distintas instancias de comunión y participación, o lo que es peor, suplantar la conciencia de los fieles”.
✍︎ “Nunca un individuo o un grupo ilustrado puede pretender ser la totalidad del Pueblo de Dios y menos aún creerse la voz auténtica de su interpretación”.
✍︎ “Debemos prestar atención a lo que me permito llamar “psicología de elite” que puede traslaparse en nuestra manera de abordar las cuestiones. La psicología de elite o elitista termina generando dinámicas de división, separación, “círculos cerrados” que desembocan en espiritualidades narcisistas y autoritarias”.
✍︎ “Por favor, cuidémonos de la tentación de querer salvarnos a nosotros mismos, salvar nuestra reputación (“salvar el pellejo”); que podamos confesar comunitariamente la debilidad y así poder encontrar juntos respuesta humildes, concretas y en comunión con todo el Pueblo de Dios”.
✍︎ “La gravedad de los sucesos no nos permite volvernos expertos cazadores de “chivos expiatorios”. Todo esto nos exige seriedad y co-responsabilidad para asumir los problemas como síntomas de un todo eclesial que somos invitados a analizar y también nos pide buscar todas las mediaciones necesarias para que nunca más vuelvan a perpetuarse”.
✍︎ “Hermanos, las ideas se discuten, las situaciones se disciernen. Estamos reunidos para discernir, no para discutir”.
✍︎ “Renovar la profecía es volver a concentrarnos en lo importante; es contemplar al que traspasaron y escuchar “no está aquí ha resucitado” (Mt. 28,6); es crear las condiciones y las dinámicas eclesiales para que cada persona en la situación que se encuentre pueda descubrir al que vive y nos espera en Galilea”.