Tal vez deseas tener un hijo, ya sea el primero o no. Sin embargo, una vez embarazada, a pesar de la alegría de esta bendición, no puedes impedir sentirte mal y detestar tu estado. ¿Es normal? ¿Cómo mantenerte en pie?En las sociedades actuales, las imágenes nos presentan mujeres embarazadas felices, hermosas y realizadas en su embarazo, cosa que tendería a hacernos sentir culpables.
¿Es normal que no te guste estar embarazada? ¿Qué significa eso?
Quizás tengas temores y a veces incluso vergüenza por sentirse de esa manera, pero los profesionales llaman a la calma: ¡es un sentimiento normal! ¡No significa que no quieras a tu hijito!
Aquí están sus explicaciones y consejos para superar esta etapa a veces desagradable en la vida de una mujer. En el tiempo que estás embarazada, estás “perdiendo la vida” literalmente por una personita, y todos esos pequeños sacrificios e incomodidades valen la pena: son amor, aunque tus sentimientos parezcan decir lo contrario.
¿Es normal?
Sentir agobio
Algunas mujeres viven el embarazo como una “invasión” en su cuerpo. En efecto, como lo describe Frédérique Schlussel, dietista de la red perinatal del hospital de Thann (Francia), uno de los primeros temores de las mujeres embarazadas es el cambio físico, entre otras cosas el miedo a engordar.
Estos temores son totalmente legítimos, dados los cambios que genera el embarazo. Además, esta etapa de la vida suele ir acompañada de una serie de limitaciones y restricciones, especialmente en alimentación y ropa, que modifican el estilo de vida.
Sentir inquietud
Para otras, estar encinta significa estar en constante ansiedad, a veces explicada por un historial de embarazos que salieron mal, abortos espontáneos… tanto para la propia mujer como en su entorno.
Los profesionales invitan a tomar perspectiva. En efecto, Nora, enfermera, anima a conocer las razones del malestar para poder comprenderlo y remediarlo cuando sea posible, aunque sea considerando una breve terapia o hipnosis si es necesario.
No debemos tener miedo de nuestras propias ideas, son normales y no nos convierten en malas madres.
Cathia Marziano, comadrona, insiste en la importancia de tejer el vínculo con el bebé a pesar de todo, proyectándose hacia el futuro, para que el niño se sienta llevado no solo física sino también psicológicamente.
Sentir cansancio
No olvidemos que cada persona vive su embarazo de manera diferente y que algunas mujeres tienen menos síntomas molestos que otras.
Cuando nos invaden constantemente náuseas, sofocos, fatiga, insomnio, ascos y caprichos… es difícil apreciar el acontecimiento en su justo valor.
Es algo bastante normal. Aquí tenéis algunos consejos para ayudaros a pasar mejor por esta etapa hasta que por fin llegue el bebé.
¿Cómo aguantar el tirón?
Ser sincera
Para empezar, presta atención a tus sentimientos y a tu cuerpo. ¿El embarazo está siendo arduo? ¿Ya tienes prisa por terminar aunque acabas de empezar?
¡No tienes que fingir que te gusta! No hay nada malo en no disfrutar el embarazo, ¡eso no te convierte en una mala madre!
No hay conexión entre la forma en que percibes tu condición y la madre que serás para tu hijo.
Asume estas emociones y no dudes en compartirlas con los que te rodean porque, para ellos, tal vez parezcas embarazada y satisfecha, mientras que en el fondo te sientes abrumada.
No sirve de nada guardártelo todo para ti, porque si no expresas esas emociones negativas, ¡solo se acumularán más y más!
Al hablar de tus emociones a tus allegados, el mero hecho de expresarlas seguramente te aliviará por lo menos un momento.
No culpabilizarse
Cathia Marziano subraya que es importante hablar de ello no solo a los seres queridos sino también a los profesionales, por ejemplo durante una entrevista prenatal, para no conservar una cierta vergüenza y culpa por sentirse así.
Como se ha descrito antes, ante todos los cambios que implica la llegada de un niño, tanto en el cuerpo como en la mente y para el futuro, resulta normal que te sientas afectada.
Puedes sentir un montón de sensaciones desagradables que son independientes de tu voluntad y que no son en absoluto un indicio del tipo de madre que serás.
Aliviar los síntomas
En la medida de lo posible, trata de expresar lo que te incomoda y busca remedios. Ya se trate de náuseas, molestias, dolores… muchos profesionales pueden ofrecerte soluciones que probar, porque al final, depende de ti definir lo que más te convenga.
Darse pequeños caprichos
Frédérique Schlussel ofrece además un consejo que da a menudo a las mujeres embarazadas: seguir cuidándose, dándose gustos y caprichos (ropa, cabello…).
Haz lo que te gusta hacer, concédete muchos placeres pequeños, date tiempo.
Llevas una vida en tu interior, es preciosa e incluso si el proceso no es fácil y estás deseando que termine, es un momento único en el que tienes que cuidarte, ser atenta contigo misma y darte gustos.
Permanece atenta a tu cuerpo aceptando los límites temporales que te impone.
Contar con personas bondadosas
Lo más importante, si te sientes mal por estar embarazada, es al menos ser capaz de expresarlo y encontrar unos oídos listos para escucharte.
Ya sea la familia, los amigos, las parteras, los médicos, los puericultores, ginecólogos… es esencial tener un entorno atento y bondadoso que sea capaz de atender tus dificultades.
Cathia Marziano considera que “ante la tempestad psicológica del embarazo, las mujeres deben ser apoyadas y acompañadas para minimizar el sentimiento de vergüenza, apoyar su capacidad de escuchar y de convertirse en una buena madre”.
Según ella, las tres palabras clave son escuchar, comunicar y tranquilizar, para calmar la “extrañeza del embarazo” y la ansiedad que, recuerda, puede amplificar los síntomas negativos.