Niños resilientes, adultos competentesSaber ver lo bueno de las cosas incluso en situaciones difíciles es fundamental para la vida y para afrontar sus crisis.
La vida está hecha de cambios y circunstancias que no siempre serán cómodas y positivas, pero en cada momento podrán aprender a conocerse mejor y a gestionar con más seguridad los momentos de mayor dificultad.
Un niño que haya vivido en su temprana infancia alguna experiencia traumática y de gran dolor, puede recuperarse y sobreponerse a ello a través de la resiliencia, la capacidad para afrontar a las dificultades, los problemas y las adversidades de la vida, superarlas y transformarlas.
El niño resiliente es capaz incluso de salir fortalecido pues se trata precisamente de afrontar cada situación de contrariedad de manera positiva para aprender siempre nuevas lecciones para la vida.
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Resiliencia: una gran arma interior
Es importante educar a los niños en la resiliencia a través de conductas, del control de pensamientos y de actitudes que ellos pueden aprender con el ejemplo y buenos consejos.
La resiliencia puede aprenderse
Desarrollar resiliencia, la capacidad para afrontar con éxito la adversidad, el trauma, la tragedia, las amenazas o incluso fuentes importantes de estrés, puede ayudar a manejar el estrés y los sentimientos de ansiedad e incertidumbre.
Sin embargo, que los niños sean resilientes no significa que no experimentarán dificultades o angustia. El dolor emocional y la tristeza son comunes cuando tenemos un trauma de importancia o una pérdida personal, o incluso cuando nos enteramos de la pérdida o trauma de otra persona.
Actitudes que ayudan a desarrollar la resiliencia
Estas actitudes predisponen a los niños y a los adolescentes hacia una disposición positiva en la vida.
1- Hacer y tener amigos: Enseña y anima a tus hijos a hacer y a tener amigos. Al mismo tiempo, establece una red familiar fuerte para que los niños se sientan amparados y aceptados. Las relaciones personales fortalecen la resiliencia de los niños y les brindan con apoyo social.
2- Enseñar a los niños a ayudar a los demás: Foménta su espíritu de servicio, su inquietud por querer ayudar a los demás. Ayudar a otros les permitir superar la sensación de que no pueden hacer nada. Así, los niños podrán sentirse valorados a través de trabajos voluntarios apropiados a su edad, así como de pequeñas tareas y encargos que les den.
3- Mantener una rutina diaria: Ayuda a tu hijo a establecer una rutina diaria y a seguirla. El respeto a la rutina es un sentimiento reconfortante para los niños, especialmente a los más pequeños. Necesitan saber que están cumpliendo y haciendo bien sus tareas.
4- Combatir la inquietud y la preocupación: Tan importante como seguir una rutina es no obsesionarse con ella. Enseña a tu hijo a concentrarse en sus propósitos pero también a descansar y hacer cosas diferentes. Es necesario que los niños estudien pero que también jueguen y se diviertan.
5- Animar a los niños a fijarse metas para lograr resultados que alimenten la autoestima positiva: Fechas importantes como el inicio del año o un cumpleaños, son ideales para enseñar a los niños a establecer algunas metas en su vida. Objetivos que ellos pueden alcanzarlos. Así ellos experimentarán el valor del logro, de lo alcanzado, y disfrutarán de los elogios. Aprenderán que tener desafíos les hacen sentirse ‘grandes’.
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