Dos estudios reflejan que hay más felicidad y mejor sexo entre los casados que comparten labores de la casa.Los ingresos adecuados, una vivienda confortable, compartir las mismas creencias religiosas, tener gustos e intereses similares, los hijos, las opiniones políticas… Todos ellos son valores que las parejas tienen en cuenta -y mucho- cuando se les pregunta qué es lo que consideran primordial para que su relación funcione.
Sin embargo, hay tres cuestiones que pasan por encima del resto: la fidelidad (un 93 sobre 100), unas relaciones sexuales felices (un 70 sobre 100) y… ¿adivinaríamos cuál es la tercera clave del éxito?
Un estudio del Pew Research Center, entidad dedicada a las tendencias sociales y demográficas, señaló que la tercera clave era ni más ni menos que hacer las tareas del hogar juntos.
Los encuestados no se referían a una distribución de cargas del estilo “ella cocina y limpia, mientras que él lava y plancha”; sino a hacer las tareas los dos al mismo tiempo y en equipo. Eso cambia las cosas.
Algo que enriquece al matrimonio y acrecienta el deseo
Limpiar la casa ambos la mañana de los sábados, ir a la compra juntos o lavar los platos codo con codo (uno enjabona y otro enjuaga), se valora como algo que enriquece a todo matrimonio.
Contra lo que se venía proponiendo en algunos informes de años anteriores, un estudio de la profesora Sharon Sassler, de la Cornwell University, concluyó que compartir tareas del hogar de forma equitativa acrecienta el deseo.
Todo están de acuerdo en que si bien en teoría la persona ideal como pareja es la imagen perfecta que uno ha trazado en su cabeza, en la realidad se valora más la capacidad de negociación y de encaje en el día a día, el arte de ceder, empatizar, perdonar o saber adelantarse y ser generoso a la vez que mostrar fortaleza para sacar adelante la familia.
Mejor cuando hay libertad para decir no
La doctora Sassler asegura que antes, la esposa de los años 50 o 60 aceptaba las relaciones sexuales porque se sentía dependiente del marido. En consecuencia, estas eran más frecuentes de lo que a ella verdaderamente le gustaba.
En cambio, en el último decenio las casadas se sienten libres de decir no; por esta razón, porque se sienten cómodas en una relación agradable, están más habitualmente dispuestas al sexo con su pareja.
En ese estudio del Council on Contemporary Families, que compara los resultados con respuestas de matrimonios encuestados veinte años atrás (tal como hizo también el Pew Research Center), los varones decían sentirse mejor cuando las tareas compartidas eran equitativas.
Para las mujeres, no hay tarea compartida que guste más que fregar los platos con él. (Hay quien añade que entre parejas se puede observar, cuando uno es invitado a casa de los amigos, si la pareja anfitriona friega los platos juntos o no).
¿Y por qué fregar los platos juntos puede ser tan significativo para una mujer?
El profesor Daniel Carlson, de la Universidad de Utah, cree haber encontrado el motivo: fregar los platos es una tarea repetitiva, sucia y poco agradecida; mientras que lavar el coche o cortar el césped tienen siempre un elogio.
A él siempre le llegan las alabanzas, mientras que todo el mundo da por hecho que si la vajilla está impecable es lo normal. Cuando esta rutina se rompe, ellas agradecen que él se haga cargo de una labora poco vistosa (junto a su mujer, claro).
Te puede interesar:
El orden puede convertir tu casa en un refugio de paz