Se trata de una de las composiciones musicales más bellas que suenan durante la Semana Santa, especialmente, en Roma. Es el "Miserere Mei, Deus", compuesto por Gregorio Allegri en 1638 durante el pontificado del papa Urbano VIII.
Se trata de la musicalización del Miserere, el Salmo 51 que se reza en las celebraciones penitenciales. Se compuso para ser cantado en la capilla Sixtina en el Triduo Pascual de Semana Santa.
Solo podía sonar en la Capilla Sixtina e incluso había pena de excomunión para quien difundiera la composición fuera de los muros de la capilla. Pese a todo, se hicieron algunas copias. Por ejemplo, el emperador Leopoldo I de Austria obtuvo una, aunque no se trataba de la más fidedigna.
No fue hasta 1770 cuando un joven niño prodigio consiguió la que hoy en día, con algunos arreglos, suena durante estos días del año. Con solo 14 años el muchacho acompañó a su padre a Roma donde tuvo la oportunidad de escuchar la composición de Allegri en la Capilla Sixtina. La obra llevaba más de un siglo interpretada únicamente por el coro de esta capilla y no había salido de ella.
Ese joven era Wolfgang Amadeus Mozart y solo necesitó escucharla una vez para trasladarla al papel. La transcribió de memoria. Sin embargo, no satisfecho con el resultado, acudió de nuevo a escucharla para hacer las correcciones oportunas a la partitura.
En la Capilla Sixtina, con los papeles en la mano, fue sorprendido por un monseñor. Mozart fue conducido entonces hasta el Papa Clemente XIV quien se quedó maravillado por la pericia del muchacho a la hora de transcribir de memoria tal partitura.
El joven explicó al Pontífice que había hecho la transcripción el día anterior y que había vuelto a la Capilla Sixtina para realizar unas correcciones. El Papa, totalmente asombrado, le concedió la Orden de la Espuela de Oro, una de las más importantes condecoraciones pontificias.
Esa copia original de Mozart no se conserva, pero se tiene constancia de que la que suena es la del genio y probablemente la más ajustada a la original que solamente sonaba en la Capilla Sixtina para unos pocos privilegiados.