Las estatuillas y sus nominaciones son importantes a la hora de escoger una película, pero el tiempo da la razón a otros criterios¿Son los Oscar un timo? ¿Premian el cine o no? La pregunta no pretende descubrir la sopa de ajo. Páginas y páginas de tinta impresa o electrónica hablan de ello. Hay que ver si realmente los premios y el público acaban por coincidir.
Como muchas cosas importantes, los Oscar se inventaron en una cena. Eran una treintena de personalidades del cine y era 1927. En mayo de 1929, año de crack que dio al traste el boom económico norteamericano, vieron por fin la luz y premiaron aquello que todo el mundo (del celuloide) sabía ya de unos meses antes. El revuelo fue grande, y pronto despertaron interés.
Los Oscar han sido siempre ese momento de amor-odio del cine. Se les critica por ser bien quedados, por dignificar el pensamiento mainstream, o por ser incluso autorreferenciales. Y es cierto. Pero también es verdad que el glamur que le dan al séptimo arte y su parafernalia siguen siendo márquetin del bueno para el cine, y constituyen una referencia ineludible para tener en cuenta un film. Vaya, que se les critica porque se les tiene en cuenta.
Cada año, y no es novedad, películas y directores de categoría quedan fuera de las nominaciones; no digamos ya de los premios… Esto indica que seguramente se premia más un discurso que la esencia del cine. Dicho de otro modo: las estatuillas tienen más que ver con estados de opinión que con el cine.
No hay que esperar un juicio infalible de la Academia de Hollywood (donde se entra por invitación). Sus 6.500 miembros no tienen tiempo de verlo todo ni comparten criterios de juicio, ni quedan entre ellos, ni nada de lo que podría parecer una deliberación razonable. Así que los estados de opinión mundiales promocionados por Hollywood e intereses económicos de todo tipo suelen generar espirales de pensamiento. Pero también a la inversa: si algo funciona, se acoge en el cine; al fin y al cabo, business is business.
Los Oscar siempre acogen las tendencias de la sociedad. En 2016 el hastag #OscarsSoWhite se quejaba de la ausencia de gente de color en la ceremonia. Así que… ¡abracadabra!; al año siguiente Moonlight, dedicada al amor homosexual entre dos negros, se lleva el premio a la categoría principal. Hollywood y sus productoras no son tontos e incluyen cada vez más en su Academia más países, más mujeres y más negros, latinos y asiáticos en su votación.
Este año, por ejemplo, hemos tenido ya a la vez a un negro, a una mujer y a un mexicano en las nominaciones a mejor dirección, amplísima diversidad más allá del típico WASP (americano-blanco-protestante). ¿Tiene que ver con el cine? Sí, pero no. El cine es un fenómeno global que hay que tener bien atado, sobre todo en la era de las series. Y esto se va notando. La variedad ha incluido una cinta de terror, Déjame salir, como candidata a mejor película. Y este año también los superhéroes, con Logan, han logrado por primera vez colocarse en las nominaciones a mejor guion.
También Universal, determinante en el cine fantástico y de terror, ha sido la productora con más opciones a mejor película…, por encima de Disney y Warner. En los tiempos de series, Hollywood ha nominado a mejor fotografía por primera vez en la historia a una mujer (Rachel Morrison), por Mudbound. Todo ello mientras el genio de Spielberg se ha quedado con solo dos nominaciones…, y sigue sucediendo lo clásico: la nominada de nominadas, Meryl Streep, recibe otra nominación.
Hay pues una pregunta decisiva: ¿Qué dice el paso del tiempo y los espectadores más allá del año de oscarización? Las prestigiosas plataformas de crítica de cine IMDb (la mayor base de datos del cine) y FilmAffinity han elaborado sendas listas de las 50 películas más votadas por sus usuarios.
¿Y qué es lo que vemos? Pues que en sus diez primeras posiciones dominan las cintas relativas al bien y al mal, a la vida y a la muerte, a la justicia. En efecto, en el tiempo, al público le dan un poco igual los estados de opinión, y se tira a ver cintas sobre cuestiones esenciales. Así, las dos primeras ediciones de El Padrino se llevan la palma del público. Siguen la increíble 12 hombres sin piedad, Testigo de cargo, Cadena perpetua o La lista de Schindler en las cinco primeras posiciones absolutas. De ellas, solo El Padrino y La lista de Schindler han conseguido Oscars.
Es más, en sus sucesivas posiciones, FilmAffinity tiende más a los clásicos (con Chaplin y Kurosawa en cabeza) con un reclamo de una sociedad más humana (El gran dictador, Tiempos modernos, Luces de la ciudad); mientras, IMDb tiende más al cine de fantasía o ciencia ficción, tan poco apreciado por la Academia, con El caballero oscuro, El Señor de los Anillos (premiada en Hollywood), Star Wars, Origen, etc., todas ellas sobre la lucha contra el mal.
En fin, si deben escoger un criterio a la hora de valorar una cinta pueden atender a las nominaciones y premios, pero sobre todo hagan caso de eso que no falla nunca: el corazón con sus exigencias.