Antes de la guerra que asoló Bosnia-Herzegovina entre 1992 y 1995, el número de católicos llegó a los 800.000. Ahora hay casi 450.000 de ellos. Inquieto, el cardenal Vinko Puljić, arzobispo de Sarajevo, recuerda que, cada año, se marchan 10.000 católicos
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Sarajevo fue apodada “la Jerusalén de los Balcanes” por muchos periodistas y escritores. Hoy, ¿está condenada a convertirse en el desierto de los católicos?
“Es más difícil para los católicos defender sus derechos fundamentales”, alerta el cardenal Vinko Puljić, arzobispo de Sarajevo (Bosnia-Herzegovina), en una entrevista concedida a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Según el arzobispo, cada año abandonan Bosnia-Herzegovina hasta 10.000 católicos por motivo de la discriminación del Estado hacia esta minoría religiosa. “Esta discriminación se expresa en términos políticos y administrativos y, sobre todo, en el ámbito del empleo”, informa. Antes de la guerra de 1992-1995, el país contaba con unos 800.000 católicos (principalmente croatas). Hoy en día hay menos de 450.000 en una población de 4,6 millones de habitantes.
Los Acuerdos de Paz de Dayton, ratificados en 1995, pusieron fin a la guerra de 1992-1995 que había asolado Bosnia-Herzegovina. Pero también dejaron constancia de las consecuencias de la “limpieza étnica” al crear dos entidades distintas fruto de los desplazamientos de la población: la Federación bosnio-croata de Bosnia y Herzegovina, que ocupa las zonas occidental y central, y la República Srpska (entidad serbia de este Estado federal), situada en el norte y el este.
En esta parte del país, los serbios destruyeron una gran parte de los edificios religiosos no serbios (principalmente iglesias) que daban testimonio de la presencia croata o bosnia anterior. “Los Acuerdos de Dayton no se aplicaron en la práctica, y quienes más lo sufrieron fueron la minoría católica croata”, declara el cardenal Vinko Puljić.
“Se trata de curar las heridas”
“Durante la guerra e inmediatamente después de la guerra, la mayoría de los católicos fueron expulsados de sus casas y hubo mucha destrucción y saqueos. (…) Después de la guerra, no se proporcionó ningún apoyo político o financiero para el retorno continuado de los refugiados y expulsados”, subraya también Puljić.
En 2012, la Conferencia episcopal lanzó incluso un llamamiento a la ayuda de emergencia, transmitido por el papa Benedicto XVI. “Si no hubiera más croatas allí, no habría más católicos, porque la mayor parte de los croatas son católicos. Por este motivo también es importante crear una situación de igualdad de derechos”.
Confiado en el futuro, el cardenal Vinko Puljić afirma que “la misa de domingo y nuestras peregrinaciones son una fuente importante de fuerza y este año hemos celebrado el centenario de las apariciones de Fátima consagrando cada parroquia y la archidiócesis entera a la Madre de Dios”. A lo que añadió: “Se trata de curar las heridas, perdonándose mutuamente y confiando con alegría en el amor de Dios”.