Aunque estén pasando por momentos duros en su vida, existen personas que han logrado extender la mano más allá de su propio mundoTodo el mundo conoce a esa persona que siempre está lista para ayudar, para tomar decisiones, para darse. Sabemos que podemos contar con ella, que podemos llamarle, a la hora que sea, y recibiremos atención. Esas personas nunca se cansan, no desisten de los demás y por eso son tan esenciales, tan amadas y especiales.
Cuando estamos frente a algún problema, cuando surgen imprevistos, cuando no hay a quien recurrir, siempre tendremos a alguien que nos oirá e intentará encontrar una salida, aliviándonos los pasos, ayudándonos, con disposición y una sonrisa sincera. Aunque estén pasando por momentos duros en su vida, existen personas que han logrado extender la mano más allá de su propio mundo.
Quien ha tenido o tiene a alguien enfermo en la familia sabe bien cuán necesario es que haya una persona dispuesta, que hace frente a las decisiones y se ofrece con empeño en los cuidados de quien está necesitando ayuda, de médicos, de medicinas, de atención. Incluso con las tribulaciones que la vida trae, existe quien posee el don de encontrar tiempo para dedicarse a la vida de otra persona.
En medio de las tempestades que llegan repentinamente, muchos de nosotros nos desorientamos y paralizamos sin saber qué hacer. Sin embargo, quien nace con el don de ayudar sabrá exactamente qué actitudes se tienen que tomar, qué palabras serán providenciales, calmándonos y dejándonos más seguros para encarar todo eso que tanto nos espanta en ese momento inicial.
Sí, tenemos que forzarnos a dar nuestro tiempo, nuestra lucidez, nuestra vida a quien necesita de nosotros, porque nadie ha de vivir solamente haciendo lo que quiere todo el tiempo. Y no a todo el mundo le resulta algo tranquilo y placentero cuidar del otro, pero donarse es necesario, porque pocos estarán listos a abrazar el dolor ajeno cuando éste se presente. Por eso mismo, quien tiene el don de cuidar de alguien es tan especial, esencial y digno de admiración y gratitud. Siempre.