Una guía pone al descubierto qué es legal y qué no en el caso de menores. Comenzarás a ver que a ti también te afecta.Dada la expansión de internet en casi todos los países, puede decirse que no hay niño que no esté influenciado por la publicidad. Los expertos calculan que un menor conectado ve una media de 22.000 anuncios al año. Ante la cifra (superior a las páginas de libros en papel que podría leer en un curso), es lógica una llamada de atención a los educadores y las familias.
“Hay que procurar que el niño no vea los anuncios solo y los padres puedan explicarles su contenido”, declaró Miguel González-Durán, director de The Modern Kids&Family, responsable de la elaboración de una guía que lleva por título “Los niños ante la publicidad”, respaldada por la Universidad Complutense de Madrid.
Basta de indefensión
Se habla de “lo que se ve”, de la violencia, del sexismo, del ataque a la inocencia; pero también es conveniente cerciorarse de que las imágenes que nos llegan en forma de “no anuncio” realmente no son publicidad. Y hay que ponerse en guardia ante formatos que esconden la publicidad para que el cerebro de un niño la interprete como información y le dé credibilidad absoluta.
La guía de la cátedra TMKF alerta al respecto. Hay padres y madres que sienten cierta indefensión ante lo que ocurre en la pantalla (del ordenador o del móvil o de la tablet). La guía responde a quienes, por ejemplo, detectan la publicidad encubierta pero no saben cómo denunciarla:
“Algunos anuncios dirigidos a menores no parecen publicidad. ¿Es esto legal?”
La guía responde:
“La publicidad dirigida a niños puede adoptar diferentes formas, pero nunca debe confundir o tratar de engañar al menor para que este piense que no está viendo o escuchando publicidad.
La publicidad dirigida a los niños no puede mentir. Tampoco puede hacerle creer a los niños ni provocarles una falsa creencia sobre las características, prestaciones o la seguridad de los productos que anuncia.
Los anuncios que introduzcan animaciones en 3D deberán presentarse de tal manera que quede suficientemente claro para el menor que esos efectos de animación son diferentes del producto anunciado.”
¿Cómo sabe un niño que lo que está viendo es publicidad?
Es la gran pregunta que se hacen muchos padres. La guía es contundente en este tema:
“Cuando el niño es muy pequeño no sabe qué es lo que está viendo u oyendo. Ni siquiera conoce el concepto de publicidad”.
Ante esa fragilidad, son los padres los que deben tomar las riendas desde el primer momento:
“Casi tan pronto sepa hablar -prosigue el informe- aludirá [el niño] a ella de una u otra forma, porque dirá “¡Qué bonito!” o “¡Yo quiero esto!”.
“Es responsabilidad de los padres explicarles qué es la publicidad, para qué sirve y qué hay que hacer con ella. Pero cuando el niño sea consciente de en qué consiste un anuncio, deberá ser capaz de distinguirlo de forma evidente. Si no es así, es porque los anunciantes no están siendo honestos.”
“El mensaje publicitario -concreta este documento- debe incluir imágenes y sonidos claramente identificables para que el consumidor o usuario reconozca inequívocamente que se trata de un contenido publicitario. Deberá incluir un cambio en el tipo de letra, títulos, subtítulos y deberá aparecer la marca del anunciante ya sea un anuncio en televisión o en un canal de YouTube.”
Qué hacer si no son contenidos objetivos y neutrales
La guía subraya que el contenido ha de ser objetivo y neutral, y en caso de no serlo porque es publicidad, debe manifestarlo abiertamente. No siempre las empresas juegan limpio, pero a veces incluso a los padres se les hace difícil diferenciar:
“El problema al que se enfrentan niños y padres es que en muchas ocasiones no son conscientes de que lo que ven o escuchan es publicidad porque ese contenido no se identifica como tal y trata de parecerse lo más posible a un contenido divertido, a una serie de dibujos, a un programa de televisión, a un video gracioso, etc.
Los niños no son conscientes, pero muchos padres tampoco, y así, por ejemplo, dejamos que los niños vean canales de YouTube que recomiendan productos (como juguetes) sin ser realmente conscientes de que fomentamos el consumo de publicidad sin advertir y educar a nuestros hijos.”
¿Sabías, por ejemplo, que además las empresas no pueden enviar publicidad a los menores aunque hayan obtenido sus datos legalmente, y que para los mayores de 14 años deben contar con su consentimiento?
Ante los excesos, la guía de la Cátedra TMKF ofrece la posibilidad de conocer los textos legislativos y normativos que en España protegen al menor en estos aspectos. Es una buena herramienta para saber por dónde comenzar a aprender y, en su caso, exigir que se cumpla la ley.
De hecho, hay cerca de 20 documentos (sectoriales, nacionales, autonómicos…) que concretan la protección que se da al niño desde los Derechos Fundamentales de la ONU, y al mismo tiempo recuerdan la responsabilidad de los mayores sobre todo lo que vierten sus hijos en las redes sociales.
Si te interesa saber más acerca de marco legal que hay en España acerca de los niños en relación con la publicidad, puedes solicitar la guía en info@catedratmkf.es