El Pontífice ha recibido a una delegación de la Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia con motivo de la fiesta de San Enrico El papa Francisco aseguró que el servicio ecuménico de católicos y luteranos consiste, precisamente en tiempos de secularismo, en dar testimonio de la presencia de Dios en el mundo. Lo hizo al recibir una delegación de la Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia con motivo de la fiesta de San Enrico este jueves 25 de enero de 2018 en el Vaticano.
Desde hace más de 30 años, anualmente la Iglesia Evangélica Luterana realiza un peregrinaje ecuménico a Roma para celebrar al patrón del país y que coincide con la conclusión de la Semana de oración por la unidad de los cristianos.
En este contexto, el Papa recordó la conmemoración común de los 500 años de la Reforma de Martín Lutero como “una invitación para hacer frente a la pérdida de credibilidad del cristianismo, una invitación para dar nueva fuerza a la confesión común del Dios uno y trino”.
Indicó que ese evento “ha fortalecido y profundizado, en nuestro Señor Jesucristo, la comunión entre los luteranos, católicos y sus socios ecuménicos en todo el mundo”.
“Esta conmemoración conjunta – continuó – sigue siendo una oportunidad fértil para el ecumenismo, ya que no marcó un punto final, sino un punto de partida”.
Esto en referencia a “la búsqueda ecuménica por la unidad plena y visible en comunión” entre católicos y luteranos, bajo la triple señal de “agradecimiento, arrepentimiento y esperanza”. Tres elementos que señaló indispensables “si realmente queremos sanar nuestra memoria”.
Francisco indicó que estos esfuerzos no son una causalidad y reflejan una cuestión ecuménica prioritaria para intervenir en el futuro, “a saber, la cuestión de la naturaleza de la Iglesia”.
Asimismo, destacó que para la conmemoración común de la Reforma en todo el mundo fue esencial la dimensión ecuménica de las oraciones y las reuniones, “en la que no ha habido rastros de diatribas y conflictos pasados”.
“Entendemos el evento de la Reforma como una invitación para hacer frente a la pérdida de credibilidad del cristianismo, una invitación para dar nueva fuerza a la confesión común del Dios Uno y Trino”.
La unidad entre los cristianos
“El año que acaba de terminar nos recordó el tiempo en que aún no se había roto la unidad entre los cristianos. Esta es la razón por la cual los luteranos y los católicos pudieron celebrar la conmemoración de 2017 solo de una manera: en la comunión ecuménica”.
El Papa recibió en sus manos el documento recientemente producido por la Comisión de Diálogo Luterano-Católico de Finlandia, titulado ‘El crecimiento de la comunión’. Declaración sobre la Iglesia, la Eucaristía y el ministerio’. Un documento sobre “temas decisivos alrededor de los cuales puede y debe llevarse el diálogo ecuménico”.
“De hecho, – comentó Francisco – después de que el consenso alcanzado entre luteranos y católicos sobre las cuestiones fundamentales relacionadas con la doctrina de la justificación, las implicaciones eclesiológicas de dicho acuerdo deben ser necesariamente parte de la agenda diaria de los diálogos ecuménicos”.
El Papa aseguró que el servicio ecuménico de católicos y luteranos consiste, precisamente en tiempos de secularismo, de dar testimonio de la presencia del Dios vivo.
En este sentido, el “principal desafío común ecumenismo es reafirmar la centralidad de la cuestión de Dios, no cualquier Dios, sino de ese Dios que nos reveló su rostro concreto en el hombre Jesús de Nazaret”.
De ahí, que luteranos y católicos profesando “juntos la centralidad de la cuestión de Dios”, hayan podido conmemorar ecuménicamente la Reforma.
Sostuvo que no era un intento “puramente pragmático”, sino en el sentido más profundo de la fe “en Cristo muerto y resucitado”. Así, se puede ser “testigo juntos”.
Al hacerlo, “asumimos la gran responsabilidad ecuménica que se recuerda efectivamente en la conmemoración de la reforma de 2017”.
En la Semana de Oración por la unidad de los cristianos, el Papa rezó al Señor junto con la delegación luterana de Finlandia por “los cristianos de todo el mundo” para que “podamos ser instrumentos de su paz”.
“Que él siempre nos ayude, entre los pueblos divididos, a trabajar juntos como testigos y siervos de su amor que sana y reconcilia, santifica y glorifica su nombre”, añadió.