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Como medir el riesgo cardiovascular

HEALTH
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María Reales - publicado el 20/01/18
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Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de muerte en todo el mundo. Cada año mueren más de 19 millones de personas pero cada individuo tiene su propio nivel de riesgo. La conducta individual es fundamental para prevenir un infarto cardiovascular Los hábitos de vida saludables son la primera medida para prevenir una enfermedad cardiovascular (ECV), infarto de miocardio o ictus, entre otras patologías  asociadas al corazón y al sistema vascular.  El estilo de vida actual, es cierto, puede dificultar o complicar que adoptemos y mantengamos unos buenos hábitos de vida pero hay que intentarlo. Es importante vivir más años pero igualmente más importante vivirlos con buena calidad y en condiciones físicas y mentales óptimas.

Es por ello, que los expertos coinciden en señalar, que la principal causa del problema guarda mucha relación con nuestra conducta diaria, más que con otros factores, ya que los malos hábitos son los que más perjudican a nuestra salud cardiovascular y  principales responsables de incrementar nuestro nivel de  riesgo a sufrir un infarto o un ictus.  En el  caso del infarto miocardio,  por ejemplo,  es una enfermedad cardiovascular que  afecta a personas de todas las edades, y  la probabilidad aumenta con la edad, en hombres a partir de los 45 años y mujeres mayores de 55.

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Promoción de la salud cardiovascular en edad infantil y en la escuela 

El programa de salud llamado SI! (Salud Integral) se diseñó para potenciar  la salud,  los comportamientos saludables y  los factores de riesgo cardiovascular.  Según los expertos,  el entorno escolar proporciona un ambiente muy apropiado porque también involucra a las familias.  El programa  Salud Integral se implantó, entre otros países,  en Bogotá (Colombia), e incluyó a 1.216 niños, 928 familias y 120 profesores.  Según el Dr. Castellano, uno de los autores del mismo, afirma que  “los resultados fueron espectaculares, y se encontraron mejorías significativas en todos los índices de conocimiento, actitud y hábitos en las escuelas que recibieron la intervención. Esas diferencias, además, se mantuvieron durante 36 meses tras la intervención, lo que indica que los hábitos cardiosaludables que se adquieren en edades tempranas persisten en el tiempo”.

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Lucas Favre | CC0

El peso de la genética 

El estudio epidemiológico  GERA publicado en la revista Circulation: Cardiovascular Genetics realizado durante 6 años,  a una población de 52.000 pacientes de entre 30-74 años con distintos grados de Riesgo Cardiovascular (RCV: bajo,  moderado o alto) concluye que la genética tiene un peso específico para calcular el riesgo cardiovascular de cada persona.

La genética –donde además se añade la edad y el sexo, hombre o mujer- puede doblar el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o ictus. Para compensar este nivel de riesgo hay que reducir el impacto de  los factores de riesgo clásicos como la hipertensión, el colesterol alto, la obesidad, la diabetes, el sedentarismo, tabaquismo, etc….

Por otra parte, el Dr. José Maria Castellano, cardiólogo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y Director del Programa de Salud Cardiovascular del  Hospital Universitario Montepríncipe de Madrid apunta que,  “aunque parezca una paradoja por su alta prevalencia e incidencia el “80% de muertes por ECV se produce en países de baja y media renta  y sólo un 10% de la población tiene acceso a un tratamiento preventivo”. Por ello, es fundamental  la concienciación y el seguimiento de unos buenos hábitos de vida para reducir al máximo posible los niveles de riesgo de cada persona.

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Halfpoint – Shutterstock

Propósitos para el Corazón  2018  

La Fundación Española de Cardiología (FEC), con la llegada del nuevo año, ha lanzado la campaña “5 saludables propósitos para un corazón más sano en 2018” que consisten en:

  • Seguir una alimentación sana y equilibrada: evitar el sobrepeso y no hacer excesos con la comida y la bebida. Seguir una dieta rica en vegetales, cereales, pescado, aves, lácteos y huevos y pequeñas cantidades de carne roja. Además, tomar poca sal y poco azúcar.
  • Realizar actividad física diaria o frecuente: la posibilidad de hipertensión o la diabetes se multiplica por 4 en personas sedentarias respecto a las que practican algo de actividad física diaria. Según datos de la World Heart Federation, la Union of European Football Associacions y la Fundación Española del Corazón, un 85% de menores entre 5 y 17 años no realiza la hora diaria de ejercicio físico recomendada por la Organización Mundial de la Salud. Para los adultos, 2 horas semanales de actividad física moderada es lo mínimo.
  • Dejar de fumar tiene una buena recompensa y es que tres años después de haberlo  dejado el riesgo de infarto de miocardio o accidente cerebrovascular del exfumador es el mismo que el de alguien que no haya fumado nunca.
  • Descanso y buen sueño es según un estudio publicado en el  European Journal of Preventive Cardiology un buen aliado para reducir el riesgo. Las personas que, además de llevar unos hábitos de vida saludables, duermen un mínimo de siete horas al día, reducen hasta en un 65% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
  • Controlar la presión arterial ya que es uno de los factores de riesgo cardiovascular más comunes evitando el sobrepeso y la obesidad. Los buenos hábitos, con una alimentación saludable y la práctica de ejercicio pueden ayudar a prevenirla.
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