Si tuviéramos que elaborar una lista de los mejores deportistas de alto nivel cuya generosidad estuviera fuera de toda duda, el nombre de Novak Djokovic no podría faltar en ella
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El tenista serbio Novak Djokovic, que llevaba seis meses ausente de las pistas de tenis debido a un dolor persistente en el codo, regresó por todo lo alto el martes al circuito ATP contra el estadounidense Donald Young, en la primera ronda del Open de Australia. Un encuentro en el que ha demostrado su poderío (6-1,6-2,6-4). Y es seguro decir que este tenista, que dominó magistralmente la élite mundial del tenis desde agosto de 2014 hasta noviembre de 2016, ha sabido encontrar la energía para volver a la al primer plano gracias a sus lecturas regulares de la Biblia.
Antes que deportista, soy cristiano ortodoxo
En efecto, el antiguo número 1 mundial del tenis es cristiano ortodoxo. Y el serbio no duda en decirlo públicamente. No es extraño observar a Novak Djokovic invocando a Cristo durante un encuentro o llevando una cruz alrededor de su cuello para atestiguar su afecto hacia Cristo. Para él, sus convicciones religiosas están en primer plano, mucho antes que sus 68 títulos, incluyendo 12 torneos de Grand Slam, ganados en individual desde el principio de su carrera. “Este es el título más importante de mi vida porque, antes que deportista, soy cristiano ortodoxo”, enfatizó en abril de 2011 tras recibir de manos de Ireneo, patriarca de la Iglesia ortodoxa serbia, la Orden de San Sava de clase I, la más alta distinción de la Iglesia ortodoxa serbia, por haber contribuido financieramente a la renovación de edificios religiosos en su país natal.
Financia un restaurante gratuito destinado a los más pobres
Como multimillonario que es gracias a las ganancias que cosecha con los torneos y sus numerosos contratos publicitarios, Novak Djokovic pone de buen grado su fortuna al servicio de los más pobres o para ayudar a causas importantes para él. Que el lector juzgue por sí mismo. El pasado mes de diciembre, la Novak Djokovic Foundation, de la que es uno de los principales benefactores, financió la renovación de una escuela en Požega (Serbia) con 94.000 euros.
El pasado mes de octubre, el tenista anunció la apertura de un restaurante en Serbia que ofrece comida gratis a personas sin hogar y necesitadas de Serbia. En definitiva, restaurantes con corazón al estilo “Djoko”. “El dinero no es un problema para mí. He ganado suficiente para alimentar a toda Serbia. Creo que se lo merecen después del apoyo que recibí por su parte”, indicó sobriamente en un comunicado de prensa emitido por entonces.
La suerte de los niños de su país (donde el salario mínimo está establecido en menos de 200 euros al mes) ocupa particularmente la naturaleza benévola de Novak Djokovic. Por ello, en 2015, su fundación se comprometió con el Banco Mundial a promover el acceso de los jóvenes serbios a la educación y la atención sanitaria. Celebrando su generosidad, UNICEF no equivocó al designar a Djokovic en agosto de 2015 Embajador de Buena Voluntad en Serbia. “Novak Djokovic es un auténtico defensor de los niños en todo el mundo. Ha demostrado que una voz potente, junto a acciones potentes, pueden marcar una gran diferencia para los niños, especialmente cuando son muy pequeños”, afirmó Yoka Brandt, directora adjunta de UNICEF.
Un ejemplo para los niños del mundo entero… y para los suyos propios
Novak Djokovic, fiel cristiano criado durante su infancia en un país presa de un conflicto violento [ndlr: guerra de Bosnia-Herzegovina, entre 1992 y 1995], jamás ha perdido de vista sus raíces. Algo que no desagrada a su esposa Jelena, con quien comenzó a salir en 2005, tiempo en el que incluso iban al mismo instituto en Belgrado. Ambos se unieron ante Dios en julio de 2014. Sus dos hijos se llaman Stefan (3 años) y Tara (4 meses). Papá Novak no solo consigue hacer soñar a los aficionados al tenis del mundo entero, sino que también es una apuesta segura para aprender generosidad.