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Papa Francisco: La maternidad nunca es un problema, es un don y es futuro

©Vatican Media

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 16/01/18
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“Todos tenemos que pedir perdón, eso nos humaniza”, dijo el Papa, conmovido, a reclusas en ChileEl papa Francisco admiró el gesto de las reclusas a través de una vocera que pidió perdón a Dios y a la sociedad en nombre de todas las internas. “Todos somos pecadores”, replicó el Papa.

Francisco ha realizado una visita histórica al “Centro Penitenciario Femenino” de Santiago de Chile este 16 de enero de 2018. 600 mujeres, algunas embarazadas y otras más con niños en los brazos saludaron con afecto y emoción al Sucesor de Pedro.

El Pontífice lució conmovió y recordó que pregunta siempre en las misas: ¿Qué levante la mano quien no tiene pecados? – Y nadie levanta la mano-”, dijo entre risas a las reclusas.

Destacó el papel de estas mujeres como madres. “Ustedes son madres y saben qué significa gestar la vida. Han sabido «cargar» en su seno una vida y la gestaron”.

“Hoy estas mujeres representan aquí, junto a usted, los casi 50 mil hombres y mujeres privados de libertad en Chile…en Chile se encarcela la pobreza”, dijo la religiosa Nelly León, Congregación Buen Pastor, encargada de la Pastoral Carcelaria. 

En el gimnasio del Centro, las mujeres católicas y evangélicas recibieron con gran alegría, sonrisas y aplausos al Pontífice. El Papa se acercó a la tribuna y saludó a las reclusas emocionadas.

El Papa subrayó que la “maternidad nunca es ni será un problema, es un don, uno de los regalos más maravillosos que puedan tener”.

“Hoy tienen un desafío muy parecido: se trata también de gestar vida. Hoy se les pide que gesten el futuro”, añadió.

Invitó a las internas a que hagan crecer la esperanza para ellas, sus hijos y la sociedad toda.

Janeth Zurita, una interna, saludó al Papa en nombre de los privados de libertad en Chile.

“Nos hemos equivocado, hemos hecho daño y hoy públicamente y ante usted, Papa Francisco, pedimos perdón a todos los que herimos con nuestro delito. Sabemos que Dios nos perdona, pero pedimos que la sociedad también nos perdone”, dijo Zurita.

El Papa replicó: “Gracias, Janeth, por animarte a compartir con todos nosotros tus dolores y ese valiente pedido de perdón. ¡Cuánto tenemos que aprender de esa actitud tuya llena de coraje y humildad!”

Ella denunció ante el Papa que existen centros donde los niños pequeños, hijos de las reclusas, son llevados donde son abusados o mueren.

“Le pido que le diga a Dios que tenga misericordia de nuestros niños y niñas ya que ellos también cumplen una condena siendo inocentes”, abundó Zurita.

La mujer destacó la labor de los capellanes y agentes de pastoral y voluntarias. “Todos ellos que, sin esperar nada a cambio, llegan semana a semana a compartir la fe y la gracia de Jesús que nos levanta de la tristeza”.

El Papa señaló a estas mujeres como agentes de esperanza y dignidad. “Ustedes, las mujeres, tienen una capacidad increíble de poder adaptarse a las situaciones y salir adelante”.

Asimismo, exhortó a que se levanten siempre y buscar la reinserción.  “Quisiera hoy apelar a esa capacidad de gestar futuro que vive en cada una de ustedes”.

“Esa capacidad que les permite luchar contra los tantos determinismos “cosificadores” que terminan matando la esperanza”.

En otro momento, instó a que haya un camino de reinserción para cada persona. Aplaudió los programas de capacitación laboral dentro de las cárceles.

La capacidad del Centro Penitenciario de Santiago es para 1.080 reclusas, pero su población actual supera las 1.200 internas.

Francisco aplaudió la labor del Espacio Mandela y la Fundación Mujer Levántate para que “puedan crecer y robustecerse”.

En la penitenciaría hay capacitación laboral, talleres de emprendimiento, trabajo intrapenitenciario, alfabetización y nivelación escolar.

Por último, hubo un intercambio de regalos y una foto del Papa con los guardias de la cárcel. Sucesivamente, el Papa se trasladó en auto a la Catedral de Santiago.

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